La pandemia del coronavirus ha sacado lo mejor y lo peor de los poblanos.
Por un lado están todos aquellos hombres y mujeres que, desde el principio, entendieron la seriedad de la emergencia mundial por el alto número de personas contagiadas y muertas por el Covid19.
Son personas responsables que han acatado, en la medida posible, el resguardo solicitado por las autoridades porque entienden que quedarse en casa es de vital importancia para evitar más contagios.
El personal médico en hospitales públicos y privados ha dado muestra de entereza, valor y han protestado cuando es necesario (como el IMSS de San José) para que les otorguen las medidas de seguridad sanitaria necesarias.
El gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, ha dado un manejo prudente de la pandemia y de las restricciones sociales para evitar el colapso de la economía estatal.
Los alcaldes de Puebla, Claudia Rivera, de San Andrés Cholula, Karina Pérez, de San Pedro Cholula, Luis Alberto Arriaga, de Cuautlancingo, Lupita Daniel y de Coronango, Antonio Teutli, han emprendido campañas informativas, han aplicado las medidas para prevenir contagios y han estado a la altura de la emergencia.
Lamentablemente aún hay miles de poblanos que simplemente no creen que exista el Covid19.
Que exigen ver o conocer personas contagiadas o muertas para poder creer en la pandemia.
Pese a que ya estamos en la Fase 3 en México, aún salen en familia a los mercados, tianguis, tiendas, transporte públicos, participan en carnavales, torneos de fútbol, toman bebidas alcohólicas en la vía pública, van eventos religiosos y hacen fiestas y bailes.
Es gente que no usa cubrebocas, no guarda la Sana Distancia y no está dispuesta a acatar las órdenes de las autoridades.
A ese tipo de personas se les debe aplicar de una vez por todas sanciones ejemplares para obligarlos a acatar el resguardo.
Es momento de que las autoridades hagan uso de sus facultades.
Si no entienden por la buena, que sea apegado a derecho, pero que los hagan resguardarse.