Ahora que el caso de abuso e injusticia en contra de la periodista y escritora Lydia Cacho Ribeiro volvió al ojo del huracán, y al primer plano de las ocho columnas, sería bueno que en Puebla -donde surgió el escándalo- también emerja “el negro anecdotario de Marín”.

Así es, una compilación de las anécdotas, eventos, sucesos, hechos y ocasiones del polémico ex gobernador poblano, también conocido como “el gober precioso”, Mario Marín Torres, durante toda su trayectoria política y su paso por el gobierno.

Nada más para documentar y evidenciar cómo se las gasta un político allegar al poder, sus vicios, excesos, sus filias y fobias, y todo su legado, bueno y malo.

Y esto viene a cuenta, también, por las recientes declaraciones del gobernador poblano, Luis Miguel Barbosa Huerta, quien reveló que al ex mandatario, hoy recluso en un penal de Quintana Roo, le gustaba que le presentaran menores de edad.

Vaya declaración del mandatario, quien seguramente algo sabe que el resto de los mortales no sobre la vida personal de Mario Marín.

Palabras más, palabras menos, Barbosa sostuvo en aquella conferencia de prensa lo siguiente:

“Hay muchos más implicados en esta trama… la historia negra de que al gobernador Mario Marín gustaba de que le presentaran menores de edad es cierta… muchos empresarios, hombres del poder que se dedicaban a eso, verdaderos proxenetas”.

“(Mario Marín y Kamel Nacif) crearon un mundo verdaderamente negro en las relaciones del gobernador con muchachitas ¡Qué horror! ¿En qué mundo vivían? El mundo que los rodeaba era el silencio, nadie decía nada, nadie denunciaba nada, no había ningún desplegado de nada, esas cosas no ocurrían en Puebla, el silencio de todos”.

Los señalamientos del gobernador fueron contundentes y directos, incluso como para ponerle el último clavo al ataúd de Marín y enterrarlo de por vida en la cárcel.

Sobre todo, ahora que Lydia Cacho volvió a la escena y nuevamente defiende su causa de la corrupción que persiste en el Poder Judicial, particularmente.

Porque hay que decir que ni el tan “democrático” gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha podido defender a Lydia Cacho y hacerle justicia como se debe.

¿Qué se necesitará para poner fin a esta historia de terror que involucra a la política mexicana con la pederastia?

Ojalá que los medios –locales e internacionales- nos sumemos para exigir justicia en torno a Lydia Cacho, pues en sus zapatos podría estar cualquiera, particularmente ahora que ya vimos que las autoridades se empeñan en no aplicar la ley.

Mientras tanto, sería bueno editar, insisto, el anecdotario de quien provocó y detonó el escándalo junto con Kamel Nacif Borge, el llamado “rey de la mezclilla”, a quien ahora resulta que está amparado contra cualquier proceso.

Hay mucha tela de dónde cortar para ello.

Mario Marín es el protagonistas de cientos de historias, y podría decir que hasta miles, que lo ponen en evidencia como un político de gustos excesivos y extraños.

Hay muchos políticos, amigos y compadres, que seguramente podrían dar cuenta de la vida y obra de quien en su momento se autonombro “el Benito Juárez del siglo”.

Los hombres que integraron el círculo cercano a Marín saben una de historias, vivencias y anécdotas con las que hasta se podría hacer una serie.

Viajes, gastos, gustos, romances, relaciones, negocios, buenas acciones, exuberancias, compras, fútbol,  en fin, hay de todo en la vida del líder del marinismo.

Los allegados, los beneficiados, los ahijados y ahijadas del marinismo que se favorecieron, se enriquecieron y se volvieron hasta empresarios gracias a la buena voluntad de su amigo Mario son muchos.

Algunos que, después del PRI y de formar parte de la burbuja marinista emigraron a Morena y a otros partidos, aún siguen frecuentando a la familia del gober precioso.

Se dice que incluso han destinado recursos para la defensa de quien fue su jefe y les dio todo a manos llenas.

Algunos de los colaboradores más cercanos a Marín, como el senador Alejandro Armenta Mier, de Morena; o el líder estatal del partido Redes Sociales Progresistas (RSP) que perdió su registro, a nivel nacional, Ramón Fernández Solana; o el ex candidato al gobierno de Puebla, Javier López Zavala; o el ex titular de comunicación, compadre directo de Mario, Valentín Meneses Rojas, son algunos.

Hay también muchos empresarios poblanos que fueron socios de Mario Marín y se hicieron millonarios; directores de medios de comunicación que se convirtieron en empresarios, y/o personajes que salieron de la nada y de pronto ya eran políticos pudientes.

En fin, hay mucho que contar y revelar.

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