No parece una mera casualidad, ni mucho menos un acierto de las “brillantes autoridades”, la detención del exdirector de la Policía Judicial del estado de Puebla en el sexenio marinista, Adolfo Karam Beltrán, acusado de detener y torturar a la periodista y escritora Lydia Cacho Ribeiro.

Mucho menos que esta se haya dado en el vecino estado de Veracruz, donde prácticamente de Puebla se sabe todo.

Y menos aún, cuando la captura se da en medio de las especulaciones y de 18 años después, aseguran, de consumado el delito por el que se le imputa a Karam, al ex gobernador Mario Marín Torres; y al rey de la mezclilla, Kamel Nacif Borge, el delito de tortura.

¿Quién le habrá puesto el dedo?

¿Quién ordenó detenerlo?

¿O con quién se habrá desalineado que provocó su captura?

Porque vaya que Karam era un personaje con influencia a todos los niveles. Y en la antigua Fiscalía General de la Republica (FGR) no era la excepción.

Por eso resulta extraño que lo hayan detenido y exhibido en los medios.

Y quien conoce en Puebla a Adolfo Karam lo sabe.

Allí están sus amigos, compadres y cuates de los medios.

Cómo olvidar la fama que se crio el exfuncionario marinista, quien siempre fue un tipo rudo, duro, armado, de pocos amigos y hasta prepotente.

La soberbia pudo haberlo traicionado.

Empero, aseguran que Karam ya se había confiado que no lo detendrían, al menos estos años.

Por eso vivía a plenitud con su familia en Veracruz, donde fue detenido.

Si hasta parecía que ya había olvidado que él era el último de los eslabones en el caso de tortura en agravio de Lydia Cacho, quien nunca le perdonó su detención.

Lo cierto es que Karam salió huyendo de Puebla para evitar ser detenido y expuesto a los medios de comunicación.

Fuera de Puebla, pensó que la justicia nunca lo alcanzaría, y que sus fueros y contactos siempre lo protegerían.

Y ya vimos que no fue así.

A Adolfo Karam, me aseguran, le esperan días muy malos.

Dicen que será presumido como trofeo.

¿Le irá a hacer compañía a su exjefe, Mario Marín en el Altiplano?

Me parece que los días negros de Karam serán muy largos.

Y su detención, por supuesto, es un gran logro para Lydia Cacho, quien desde hace 18 años ha seguido dando la batalla contra sus detractores y captores, quienes la torturaron.

Ya sólo falta que caiga Kamel Nacif, quien fue apresado en Líbano, en 2021, pero puesto en libertad por un amparo que obtuvo sin mayor problema.

Porque aunque Karam lo niegue, los audios de la conversación entre Marín y Kamel lo incriminan siempre, ya que sí mandó detener a Lydia Cacho, sí pidió que la trasladaran por tierra de Cancún a Puebla y sí la mantuvo detenida en la entonces procuraduría.

Ni modo que a estas alturas Karam no niegue los hechos.

Incluso buscó por todas partes conciliar con Lydia Cacho pero nunca lo logró.

Más bien cuando vio que sí podría ser detenido entonces se desapareció.

Fue hasta hoy que lo detuvieron en Veracruz, en Boca del Río, que se supo de él.

Bien dicen que la justicia tarda, pero siempre llega.

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