Michel Faro do Prado, a los 19 años tuvo el deseo de ser la encarnación del diablo en la Tierra; a medida que pasaban los años, su idea se fue consolidando. Michel es tatuador y goza de fama en Brasil.

Para lograr su objetivo, investigó y decidió someterse a algunas cirugías, por ejemplo, pagó mil dólares para la colocación de unos colmillos de plata.

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“Tengo una buena tolerancia al dolor, pero el postoperatorio es el momento más difícil para mí. La verdad es que hay operaciones que, sin anestesia, serían imposibles de realizar. A veces me gustaría no sentir tanto dolor”, señaló Michel.

Las pruebas más difíciles fueron el implante de unos cuernos y el amputar los dedos anulares de sus manos.

Con información de Excelsior