Los demonios están sueltos a la aldea.

La cruzada anticorrupción que el gobierno de Miguel Barbosa emprendió desde el inició de su administración les ha quitado el sueño a todos los huérfanos y viudas del siniestro Rafael Moreno Valle, quienes, del día a la noche, se enriquecieron ilícitamente a costa del erario de Puebla a lo largo de los casi 10 años que duró el corrupto régimen del extinto gobernador panista.

La corrupción fue el sello del gobierno morenovallista en sus tres etapas.

En pocos meses, la barredora barbosista ya logró corregir muchas de las áreas que fueron corrompidas por Rafael y su grupo de hampones como el sector notarial, la crisis de seguridad, el desvío de miles de millones de pesos a través de las obras públicas, los fraudes electorales patrocinados por el estado y los gastos discrecionales en el Presupuesto Estatal de Egresos.

Pero, no solo el Ejecutivo estatal se convirtió en un gran negocio para la generación que logró la primera alternancia en Puebla y que terminó como la peor clase política en la historia del estado, casi al mismo nivel del ignominioso Marion Marín y su séquito de gánsteres.

Los municipios gobernados por el panismo morenovallista y sus partidos satélites también se convirtieron en terrenos en los que la ley fue letra muerta y en los que sus presupuestos solo sirvieron para dos cosas: para saciar las ambiciones desmedidas de Moreno Valle y para convertir a sus alcaldes en verdaderos “Varguitas”, quienes se sentían intocables gracias al halo de impunidad que les dotó el extinto priista.

El caso que mejor retrata la enfermedad de poder que contagió a los alcaldes impulsados por Moreno Valle son los de José Juan Espinosa y Leoncio Paisano, quienes hundieron a San Pedro y San Andrés Cholula en la miseria y la ingobernabilidad por la adicción al dinero ajeno de estos dos políticos impresentables.

Está de más recordar que Espinosa Torres tienes los días libertad contados ante las diversas carpetas de investigación que están siendo integradas por diferentes delitos cometidos a lo largo de su fallida gestión al frente de la Comuna cholulteca.

En tanto, Paisano Arias ha emprendido un lento descenso al infierno desde que la actual alcaldesa de San Andrés, Karina Pérez Popoca, destapó la cloaca y exhibió todas sus pillerías y tropelías cometidas a lo largo de sus 4 años y ocho meses que estuvo al frente del Ayuntamiento.

Y es que, Paisano fue el burro que un día tocó la flauta, pues de ser un mesero de los antros de Cholula pasó a ser el alcalde de la ciudad que más recauda en el estado.

De pronto, el ex edil panista amplío su casa, se convirtió socio y dueños de plazas y restaurantes en San Andrés, en empresario inmobiliario y dueño de un patrimonio inexplicable que fue amasando en pocos menos de cinco años.

Las casas, terrenos departamentos y coches de lujo se acumulaban en la declaración patrimonial que Leoncio ocultó por años.

La abundancia llegó de manera súbita para quien algún día servía tragos y limpiaba mesas en el famoso Tigre de Santa Julia, de la 14 sur.

A este tipo de pillos impulsó y solapó Rafael Moreno Valle.

El gobernador Miguel Barbosa la mañana de este lunes ya puso en la mira a Paisano Arias como objetivo primordial de la cruzada contra la corrupción en Puebla.

El ex alcalde de San Andrés es otro intransitable al que nadie le llorará una vez que la Fiscalía General del Estado culmine con la investigación en curso por el quebranto a las arcas del municipio, desvío de recursos y transacciones con recursos de dudosa procedencia.

El fiscal Gilberto Higuera no haría mal en ampliar las pesquisas en contra de Paisano para descubrir sus nexos con las células de narcomenudistas que operan en los bares y antros de Cholula.

Leoncio Paisano fue una verdadera fichita.

La espada de Damocles ya reposa sobre la cabeza del panista, quien busca en el 2021 la oportunidad de dejar su cloaca en la que se mantiene escondido para regresar a la escena pública.

La cruzada contra la corrupción barbosista ya empezó su gira en el interior del estado.

¿Hasta el pelo de la crin del caballo aguantará?

Ojalá que la FGE todavía tenga en carácter de localizable a Paisano.

El destino tras las rejas del “Varguitas” de San Andrés es inevitable.