En abril pasado se cumplieron ocho años desde que escribí mi primera nota como reportero de deportes en Diario CAMBIO.

El viaje desde entonces ha estado lleno de turbulencia, cambios de ruta, escalas y hasta averías en los motores, pero jamás dejó de ser placentero y lo que me llena de vida.

Con Arturo Rueda como jefe aprendí lo mejor y lo peor del oficio. Me tocó cubrir las fuentes de Nota Roja, Ayuntamiento, Gobierno y Política. Fue en esta última en la que decidí quedarme y en la que desarrollé todas mis habilidades como reportero y logré destacar entre una generación llena de talento y tenacidad, que contaba con excelentes compañeros como Efraín Núñez, Mónica Camacho, Pía Pineda y Osvaldo Macuil.

Como reportero de política me tocó cubrir mi primera campaña local en el 2013; el candidato al que tenía que seguir día y noche fue Enrique Agüera, del PRI. Mis preguntas, notas y reportajes causaron mucho malestar en el abanderado del tricolor y sus seguidores (algunos bots) en redes sociales no tardaron en calificarme como morenovallista y chayotero. Hasta ese entonces comprendí el término “chayotero”.

Además de las redes sociales, los integrantes de la campaña del exrector de la BUAP, así como sus guaruras, en un par de ocasiones me increparon y agredieron físicamente sin que yo me quejara públicamente por eso. Entendí que estos conatos eran parte del oficio.

En el 2014, en medio del caso Chalchihuapan, me logré infiltrar en la inédita reunión que el siniestro Rafael Moreno Valle convocó con todos sus medios afines para dictarles línea acerca de la ignominiosa reunión con la que su gobierno intentó engañar a los poblanos y exculpar a los policías estatales de la muerte del menor José Luis Tehuatlie.

En represalia a mi reportaje que exhibía la lista de comunicadores, directores y columnistas que fueron requeridos por Moreno Valle en el Salón Gobernadores del CIS, vino una ficha técnica con todos mis datos personales ordenada por Marcelo García Almaguer para iniciar un hostigamiento en redes sociales que consistía en calificarme como “homosexual”, a través de cuentas asociadas a Michelle Olmos, quien en ese entonces era la encargada del asedio a periodistas incómodos como a Alejandro Mondragón, Valentín Varillas y Enrique Núñez.

Ver: Historia No Contada IV: That’s the press, baby

Para la elección intermedia federal del 2015, los morenovallista fueron vencidos por el Revolucionario Institucional en Puebla al llevarse la mayoría de los 16 distritos federales en juego a pesar de los millones de pesos que Rafael desvió del erario para hacer ganar a los candidatos del PAN. La campaña de odio en contra mía siguió de manera constante, pero ahora ya no era un “gay de closet”, sino, una “pluma del PRI” y un “cornudo”, por la relación que sostuve con una exlegisladora.

En los comicios del 2016, la historia fue la misma que un año anterior, ya que los reportajes en contra del entonces abanderado panista Tony Gali sobre su riqueza y las obras que entregó como secretario de Infraestructura a las empresas de los amigos de sus hijos no cayeron nada bien en el war room del que sería gobernador del estado por 20 meses.

Un año después, las consecuencias de mi labor periodística subirían de tono y llegaría el expediente que la Secretaría de Seguridad Pública me elaboró con datos personales y de dos de mis familiares, con una amenaza velada de que el “Bukanas” me daría una “calentadita” por publicar en contra del gobierno galista y de su banda de huachicolores.

Las amenazas y el hostigamiento en contra de quien esto escribe se hicieron nota nacional y mi nombre apareció en la Revista Proceso y en El Universal.

Ver: Exhiben espionaje del gobierno de Puebla a periodista; SSP lo niega

Yo no entendía, hasta ese entonces, como un simple reportero podía causar tanta incomodidad al poder en turno.

Ese mismo año nació El Incorrecto justo en la recta final del gobierno de Gali Fayad.

De inmediato, surgieron todo tipo de nombres a los que les adjudicaron la propiedad de este portal de noticias, que, contra todo pronóstico, ya cumplió tres años de vida en julio pasado y que, en muy poco tiempo, ya se colocó en el Top Ten de los periódicos digitales con más visitas e impactos anuales en Puebla.

Desde su arranque, El Incorrecto se convirtió en una piedra en el zapato para el morenovallismo y así se notaba en las redes sociales.

Como era de esperarse, la fraudulenta y sangrienta elección del 2018 también salpicó a la prensa. Amenazas, guerra sucia y difamaciones fueron las constantes en contra de los periodistas que se rebelaron al plan dictatorial de Moreno Valle que tenía como punta de lanza a su esposa Martha Erika Alonso, para consolidar el oscuro régimen que pretendía instaurarse en la entidad.

El asedio en contra de este reportero no se detuvo hasta que el 24 de diciembre cambió el destino de Puebla para siempre.

Durante los comicios extraordinarios del 2019 cuando pensamos que todo cambiaria con el morenovallismo escondido en diferentes cloacas, estábamos muy equivocados, pues el hostigamiento en contra de la prensa continuo, pero ahora con otra persona al frente.

En medio del proceso interno de Morena, un “joven grupie” de Alejandro Armenta, aspirante fallido a candidato a gobernador, me acusó en redes sociales de violar a una mujer en un gimnasio de la zona de Angelópolis, luego de exhibir a su patrón como traidor y conspirador en contra de Miguel Barbosa.

Tras revelar su identidad, el acosador armenstista no tuvo más remedio que borrar todas sus publicaciones y eliminar sus perfiles de Twitter en los que me difamaba.

Ahora, en medio de la disputa que este reportero sostiene con Genoveva Huerta, quien busca amordazarme, al igual a Arturo Rueda, ha surgido una nueva campaña de odio en mi contra muy similar a la del 2014 cuando el morenovallismo se sentía Dios en el Poder.

A través de una página de reciente creación, que plagió el nombre del portal del periodista Arturo Luna, Puebla On Line y que la Policía Cibernética ya relacionó a Michelle Olmos y a Sandra Izcoa, quienes colaboran con el diputado federal Fernando Manzanilla, quien mueve a Genoveva Huerta, se me está acusando, oooootra vez, de violar a un joven en el 2015.

Las pruebas de la nueva guerra sucia en mi contra pronto saldrán a la luz.

Ver: ¿Qué le incomoda tanto a Genoveva Huerta?

La historia que salió de las “mentes brillantes” que asesoran a Manzanilla y a Genoveva resulta tan increíble como burda, muy similar a las que se inventa un taxista que se cree periodista y cuya vulgaridad sólo la compra la lideresa estatal del PAN.

Sin rosarle los talones, Huerta tiene los peores vicios de Moreno Valle: intolerante, rapaz, corrupta, dictatorial y visceral.

En su obsesión por agandallarse la candidatura del PAN al Ayuntamiento de Puebla, “La Jefa Geno” ya no sólo quiere amordazarme en el 2021, con la complicidad de los consejeros electorales del IEE, ahora Huerta Villegas piensa, ilusamente, que asediándome va a lograr que quien esto escribe deje de exhibir todas las corruptelas de la exdiputada federal, quien está obsesionada con El Incorrecto.

¿En qué siglo viven Genoveva Huerta y sus limitadas asesoras para pensar que pueden ofender a alguien al acusarlo de homosexual?

¿En serio la capacidad de la lideresa del PAN es tan corta para inventarse una historia como la que su bot en redes sociales publicó para atacar a este columnista?

¿Estamos al frente de la redición de la Prensa Negra, el libelo que intentó difamar al icónico Mario Alberto Mejía?

Lo que me deja tranquilo y me enorgullece es que Genoveva jamás me ha ofendido u hostigado por mi labor periodística y tiene que mentir sobre mi vida privada para intentar amedrentarme.

Señora Genoveva, ni con sus grotescas mentiras ni con sus amenazas va a lograr callarme.

El periodismo de El Incorrecto va a seguir por muchos años y a usted se le van a acabar los membretes políticos y los cargos de elección popular si es que vuelve a ostentar alguno.

Ni me va a intimidar ni me va a amordazar.