Varios fueron los mensajes que dejó la marcha pro-Andrés Manuel López Obrador (AMLO), organizada por el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, quien mostró que actualmente en Puebla él lidera al grupo hegemónico y dominante en su partido, Morena.

En lo personal, me parece que dos fueron los más trascendentes e importantes:

El primero, insisto, que en Puebla Morena está controlado por él y por su grupo.

Y el segundo, que en 2024 las definiciones con respecto a las candidaturas, particularmente la del gobierno, deberán ser para los suyos.

En suma, la marcha, que dicen fue de 100 mil personas, tuvo la intención de hacer saber que en el estado sólo los chicharrones del barbosismo truenan.

El gobernador quería mostrar punch en la marcha y lo logró, a ello se debe, incluso, aquello de “la mayoría está de este lado, chingao”.

Por ello, lo apoyaron muchos presidentes municipales, incluidos los de oposición, a fin demostrar que su control político va más allá del partido de la 4T.

La intención era hacer retumbar el mensaje de Puebla en Palacio Nacional, para que se dieran cuenta que en la entidad es el gobernador quien inclinará la balanza para elegir al nuevo gobernador, y así fue.

¿Con el barbosismo se hará efectivo aquello de “gobernador sí pone gobernador”?

Porque la cosa, en ese sentido, se empieza a poner buena.

Y por donde se le quiera ver, la decisión del gobernador Barbosa parece ser que aplicará su derecho de veto si es que el candidato de Morena al gobierno en 2024 no le gusta.

Y es muy sencillo, y además está hasta cantado: si el presidente AMLO decide que sea Ignacio Mier Velasco, coordinador de la bancada de Morena en la cámara de diputados federal, el próximo candidato entonces va a haber problema.

El barbosismo, simplemente, no lo va a apoyar.

Tanto, que preferiría jugar con la oposición y, muy probablemente, con su candidato mejor posicionado, el presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez.

No veo por ningún lado que el mandatario poblano pudiera apoyar la decisión del presidente AMLO en caso de que se la juegue con Nacho Mier.

Así que la intención de la jornada era precisamente esa, y se logró.

La marcha del fin de semana pasado fue todo un éxito para el gobernador Barbosa, pues estuvieron apoyándola el senador Alejandro Armenta Mier, quien ha reconocido en él al máximo líder político en el estado; y el delegado del Bienestar, Rodrigo Abdala Dartigues.

Ambos, hay que decirlo, no son del agrado del gobernador Miguel Barbosa, pero parece que se pueden entender.

Armenta, presidente del Senado de la República, no dejó pasar la oportunidad para plantearse en la marcha, saludar a la militancia de Morena y dejarse ver como el puntero de los aspirantes a la candidatura al gobierno.

Aunque, allí estuvieron flanqueando al gobernador Barbosa, también, sus llamadas “corcholatas” Olivia Salomón Vivaldi, José Antonio Martínez García y Sergio Salomón Céspedes Peregrina.

Hicieron lo propio ediles de Morena y del PRI, diputados locales, particularmente, así como funcionarios del gobierno estatal.

Por cierto, ¿qué hará el líder estatal del PRI, el ridículo de Néstor Camarillo Medina, con aquellos priistas que asistieron a la marcha barbosista y que incluso aportaron recursos para apoyarla?

¿Los va a acusar con su mamá?

¿Los va a regañar y a decirles “que no lo vuelvan a hacer”?

¿Los va a expulsar del PRI?

¿O se va a seguir haciendo el tonto que no sabe?

Porque se me hace que hasta asistieron con su permiso.

Otro priista de los que estuvo en la marcha morenista pro AMLO y 4T fue Leobardo Soto Martínez, líder de la CTM, a quien ya se le ve más vestido de guinda que tricolor.

Y lo mismo sucedió con el PAN, pues también apoyaron la marcha uno que otro azulito, quien se paseó sin pena en los contingentes morenistas.

Algo que me llama la atención y que me deja duda es ¿cuántos de los asistentes a la marcha de ayer habrán asistido por su propia voluntad, y cuántos obligados por las circunstancias?

Por lo pronto, el barbosismo ya dio la primera campanada de cara al 2024, ya mostró que el PRI, aunque se haga el loco y lo niegue, también es su aliado.

El gobernador Miguel Barbosa va a cerrar con broche de oro el 2022, para darle paso al 2023, el año, tal vez, de las definiciones.

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