Todo el aparato de gobierno, desde los sótanos de Palacio Nacional hasta la oficina presidencial de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), están volcados y empeñados en lograr que la consulta de revocación de mandato sea todo un éxito.

Éxito, desde luego, que se tiene garantizado desde que al mandatario se le ocurrió la puntada de someter al escrutinio público el cargo que la Constitución contempla y que lo obliga a terminar los 6 años completos de su gestión.

¿Someter a votación un cargo por el que rendiste protesta, y que la Constitución te exige una vez que asumes la presidencia del país?

Porque, seamos sinceros, la mentada consulta es todo un fiasco, un vil engaño que nos costará una millonada a los mexicanos (mil 692.5 millones de pesos), quienes vivimos angustiados porque la crisis económica nos ahoga.

Tal como sucedió con la consulta que tenían el supuesto fin de juzgar o no a los ex presidentes del país, la cual no sirvió para un carajo. O como aquella estupidez de vender el avión, rifarlo o rentarlo para fiestas y 15 años.

Es un hecho que AMLO va a ser coronado por sus huestes, quienes ciegamente agachan la cabeza y responden que sí cada que se les ordena algo, los que lo idolatran o reciben beneficios económicos a través de sus empresas o de sus programas sociales populistas.

Lo increíble de todo esto es que el mismísimo AMLO, quien siempre ha aborrecido el acarreo, la corrupción, el cochupo y las practicas antidemocráticas y caciquiles del presidencialismo, de lo que llama el “Prian”, esté cayendo en lo mismo.

Cada vez nuestro presidente se parece más a los exmandatarios de países que pasaron de ser supuestos ejemplos de democracia a naciones sumidas en la pobreza, en el clientelismo, en la tiranía como Venezuela y Bolivia, naciones que forman parte del llamado Pacto (socialista) de Sao Paulo.

Los discursos son los mismos, y hay muchos.

Tan sólo en el caso de Venezuela, el proceso de revocación -realizado en 2004- permitió a Hugo Chávez consolidar su régimen dictatorial y mantenerse en el poder hasta que murió en 2013.

En tanto, en Bolivia, el ejercicio de revocación efectuado en 2008 permitió al amigo y protegido de la 4T, Evo Morales, a perpetuarse hasta 2019, cuando fue depuesto por un movimiento social.

Y por qué no recordar el caso de Ecuador, donde se llevó a cabo, también, un ejercicio de revocación de mandato -en 2008-, y cuyo resultado fue posibilitar la permanencia del presidente Rafael Correa, hasta 2017.

¿Les suena algo parecido en México?

¿No será que se estará solapando una práctica o herramienta política para presionar y manipular al ciudadano a que vote o no por un próximo presidente?

El caso es que la estructura obradorista está realizando lo que tanto aborreció, pues utiliza el aparato gubernamental para hacer proselitismo, sin importarles nada, ni la ley, ni la Constitución.

Allí están los ejemplos del secretario de gobernación, Adán Augusto López Hernández, y del General Luis Rodríguez Bucio, Jefe de la Guardia Nacional, quienes están en una franca campaña a favor de la revocación de mandato, sin importarles nada.

Ya el colmo es que utilizan las aeronaves del Ejército Mexicano y/o de la Guardia Nacional para trasladarse a sus mítines proselitistas.

Por cierto, y de esto nadie dice nada.

Ya me imagino que habría dicho AMLO si todo esto lo estuviese haciendo un gobierno del PRI o del PAN.

Pediría cárcel para el presidente.

Que lamentable que mientras el país se cae a pedazos por la inseguridad, por el feminicidio, por el crimen organizado, por las bandas criminales, por la crisis económica y los miles de problemas que sufren los mexicanos, el gabinete presidencial ande en campaña.

¿Cómo carajo se llama eso?

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