Algo que va a terminar por perjudicar aún más la imagen, la reputación, su nombre, a su gobierno, su honorabilidad y el quehacer político de la aún edil de la capital, Claudia Rivera Vivanco, son su boca y sus declaraciones.

Bien dicen, el pez por la boca muere.

Y es que contrario a encabezar una transición y el pase de poder, directamente con el presidente municipal electo, Eduardo Rivera Pérez, terso, de terciopelo, de trabajo y de respeto, está haciendo todo lo contario.

Los mensajes han sido completamente equivocados.

Nunca debió dejar que la camaradería y el buen trato se rompieran.

Y menos por los yerros de su gobierno.

La percepción de la gente y del círculo rojo -en torno al tema- es que Morena, la 4T y su primera presidenta en la capital quisieron hacer todo hasta el último, y ahora nada les funcionará.

Se habló de elecciones exprés en Juntas Auxiliares, de obras de último momento, de ecocidio, de un grave subejercicio, de corrupción, de aviadores, de basificación injustificada e ilegal, y ahora de un desconocimiento total en los dineros de la caja chica o grande que se pasará a la próxima administración.

A estas alturas no es posible que no se sepa cuánto dinero hay en las arcas municipales, a cuánto asciende lo que se va a dejar para terminar de operar y gobernar la ciudad en 2021, así como la infinidad de pendientes que serán heredados.

Y luego, si se quiere culpar al comercio establecido del grave y desbordado ambulantaje que existe en el primer cuadro de la ciudad, la cosa se pone peor.

Ahora resulta que los empresarios, chicos, medianos y grandes que pagan impuestos, que pagan renta, que crean fuentes de empleo, que pagan sueldos, estacionamiento y que cumplen con sus obligaciones fiscales son los únicos culpables.

¿Qué nadie puede asesorar a Claudia para que ya no abra la boca y se meta en problemas?

No cabe duda que con la 4T vivimos el mundo al revés.

Ya sólo falta que se emule en la capital, en el todavía gobierno morenista, la ridícula comisión de la verdad anunciada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien le interesa más permear sus ideas y sus supuestas “verdades”, que apoyar a los niños con cáncer, a los enfermos de Covid, a los migrantes, en fin.

¿Quién carajo entiende las políticas de la 4T, de Morena y de sus ocurrentes gobernantes?

Hasta cuándo se van a dar cuenta que el desastre municipal pudiera terminar con graves consecuencias y con alguien en la cárcel.

Insisto, ¿qué no se dan cuenta?

Ya sólo le quedan 45 días de vida -exactos- al gobierno de la 4T y Morena en la capital poblana.

Están a punto de entregar el poder por la falta de resultados, y del nulo apoyo de la gente.

Claudia Rivera debe ser ya muy prudente.

¿Para qué seguir con una guerra que está ya perdida?

Una batalla que concluyó el día de la jornada electoral pasada, y en la que fueron derrotados.

Ya no hay nada qué hacer.

Lo mejor, es asumir una actitud de madurez, sensatez, humildad y tratar de salir por la puerta grande, y no por la de atrás.

Ya veremos si aprenden.

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La Udlap es un desastre

Es lamentable que la Udlap, una de las mejores universidades del estado y del país, se haya convertido en un botín político y esté en medio de un huracán de desprestigio y de disputa económica.

Ni la administración pasada, ni la nueva, la que sea la verdadera Fundación Mary Street Jenkins, tienen la menor idea del daño ocasionado a la institución, a su imagen, a los estudiantes, al personal académicos y no académico, pero en particular a los intereses de los padres de familia que confiaron en la institución para invertir en la educación de sus hijos.

Porque son precisamente los universitarios los directamente perjudicados, toda vez que se quedaron sin clases, sin beneficios, sin garantías como estudiantes de una supuesta universidad de calidad, y sin el apoyo de ninguna de las partes en conflicto.

Los estudiantes de la Udlap navegan a la deriva.

Sobre todo, porque nadie sabe hasta cuándo va a terminar el gran conflicto político y particular entre la familia Jenkins, donde ya todo mundo metió mano.

¿En qué momento se descompuso la situación de la Udlap?

¿A quién se le ocurrió reventar el conflicto y tomar la institución por asalto?

Ya es mucho el desprestigio para Puebla como para seguir abonando con más.

Urge que los estudiantes de la Udlap vuelvan a su vida académica normal.

Ya es necesario que se les dé certidumbre al caso.

Ojalá que esto se lea, se escuche y trasciende más allá de la metrópoli, hasta la selva del Jaguar.

 

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