El gobierno y la administración de Puebla en manos de Morena y de la 4T siguen generando polémica y dando mucho de qué hablar, particularmente en la capital del estado.

Me explico por qué.

De entrada, porque el partido en el poder llegó divido al gobierno.

Morena ganó el estado y la capital poblana, y a pesar de ello nunca pudo gobernar ni en conjunto, ni en una negociación pactada.

Hubo afrentas de parte de los equipos que controlaron el partido, y ninguno quiso ceder terreno.

El movimiento fundado por el obradorismo siempre estuvo partido en dos; el grupo que lidera y encabeza el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, y el que aún comanda la edil saliente Claudia Rivera Vivanco, a quien ya sólo le quedan unos días más como funcionaria.

Ambos equipos, nunca tuvieron una buena relación, ni en campaña, ni mucho menos ya en el ejercicio del poder.

Sus líderes, no se pueden ver ni en pintura, y hay muchas razones entre ellos, la principal es la traición de uno contra otro.

Aunado a ello, a la complejidad en la que Morena llegó al poder en el estado, y a la pandemia, las cosas se agravaron entre los grupos, pues los criterios siempre chocaron.

Encuentros y desencuentros privaron entre el barbosismo y el claudismo, las acusaciones y las amenazas no cesaron, los mensajes sicilianos se agudizaron, y el odio y el rencor entre sus líderes aumentaron.

Y así pasaron tres largos años.

Sin obras, sin acciones de gobierno y de beneficio para los poblanos, sin orden, con ambulantes en el centro histórico, con una ciudad infestada de baches por todos lados, con un primer cuadro asqueroso, olvidado y en ruinas, con inseguridad, con feminicidio, y con todas las agravantes de un mal gobierno.

Incluso la mala reputación de uno ha golpeado al otro.

Así que los ciudadanos se dieron cuenta del fracaso de la 4T en la capital y optaron por apoyar al PAN y al presidente municipal electo Eduardo Rivera Pérez.

Los poblanos, es evidente, quieren un cambio.

Porque se la han pasado, en los últimos años, observando cómo se destrozan Morena y la 4T entre sus lideres, cómo se lanzan amenazas, cómo se pelean, cómo se odian y cómo termina una administración que desperdició tres años de gobierno.

Y lo peor, es que esta misma historia será igual hasta el último día de gobierno de Claudia Rivera, pues recientemente se anunció que tanto ella como el gobernador Barbosa realizarán su grito de independencia el próximo 15 de septiembre.

La buena noticia para los poblanos, al menos, es que en el evento del grito del gobierno, el cual se llevará a cabo en Casa Aguayo, habrá una mega fiesta, en la que incluso volverá el baile masivo y popular con un espectáculo de super lujo.

Ayer el gobernador Barbosa anunció que estarán en su fiesta patria La Sonora Santanera, la Maldita Vecindad y K-Paz de la Sierra.

Ya sólo habrá que ver cómo es la logística porque la tercera ola de contagios de Covid-19 vaya que está pegando en todo el país, particularmente en Puebla, donde hay escases de vacunas.

Sin embargo, las diferencias y la guerra en Morena siguen afectando a los ciudadanos, al comercio establecido y a la economía.

Y es que hay mucha zozobra y desconcierto, debido a que los contagios en el estado son graves, pero se recomienda que los niños vuelvan a la escuela, a pesar de que ya hubo brotes de Covid.

Se recomienda, también, que se reactive la economía y ya nadie se detenga porque la crisis económica puede agudizarse, pero las restricciones en los restaurantes siguen a la orden del día.

Se ha asegurado que los antros y centros nocturnos aún tienen prohibido operar, pero ya casi todos están trabajando y ofreciendo sus servicios hasta de madrugada. Sólo es cosa de realizar un recorrido por algunos para testificarlo y comprobarlo.

Se quiere que los comercios, restaurantes, bares y demás negocios se abran, pero se les hostiga y aplica -a raja tabla- el reglamento de protección civil, a pesar de que tampoco han logrado recuperar su clientela.

Protección Civil, quién sabe si municipal o estatal, realiza operativos constantes y está multando con cifras escandalosas a los comercios que incluso rebasan 10 o 15 minutos el horario establecido para vender.

¿Y así quieren que los poblanos nos recuperemos?

¿Quién caramba los entiende?

 

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