Por: Alfonso González

Es imposible dejar de lado el caso y no analizar el proceso legal del ahora ex jefe de la oficina del Ayuntamiento de Puebla, Andrés García Viveros, quien habría sido separado del cargo por la denuncia que pesa en su contra por hostigamiento sexual.

Un delito, desde luego, grave por las estrictas condiciones y leyes que protegen a la mujer en la actualidad.

Empero, el caso es aún más relevante debido a que estalla en medio de un proceso electoral con condiciones igual de complejas que el mismo presunto delito cometido en agravio de una de las ex empleadas municipales, de nombre Magda Karina Hernández.

Es un asunto, desde luego, al que se le pueden ver varias aristas.

Puede ser, sí, un delito, de los cientos y miles que hoy por hoy ocurren en agravio de las mujeres -de los más inmorales- que se tiene que castigar conforme a derecho, y sin contemplaciones de ningún tipo.

O podría ser, también, una revancha política en aras del proceso electoral que culmina el próximo 06 de junio.

Sea lo que sea, esto le pega duro y con tubo al Ayuntamiento de Puebla, y a la campaña de Claudia Rivera Vivanco, candidata de Morena.

En ambos casos, el panorama, aunque se niegue, es negro y nada alentador.

Y razones sobran.

Primero, porque la guerra político-electoral que está sacando lo peor del gobierno municipal se está librando al interior de Morena, el partido que gobierna la capital y el estado.

Es decir, los chingadazos son entre los protagonistas de la 4T, esos que decían que no eran igual al Prian pero que salieron peores, a todas luces.

No hay día que no se detone un escándalo relacionado con funcionarios municipales, con la campaña de Claudia Rivera y con la guerra sucia que está en marcha para que la edil con licencia pierda las elecciones.

¿Qué va a pasar con Morena si Claudia pierde la capital?

O peor, ¿qué va a ocurrir si pierde el Congreso del Estado y la mayoría en la cámara?

¿Va a desaparecer en el estado?

Por cierto, el operador en tierra del barbosismo, Eric Cotoñeto Carmona, está trabajando a marchas forzadas para evitare precisamente eso, que el mandatario pierda la mayoría de curules en el Poder Legislativo porque entonces quién sabe qué suceda.

La candidata de Morena, hay que decirlo, está entrampada y acorralada, sí, por la guerra sucia en su contra, pero, también, por las malas decisiones que se han tomado en su gestión.

En el Ayuntamiento de la ciudad se confió en quien no se tenía que confiar, se invirtió donde no se tenía que invertir, se negocio con quien no se tenia que negociar, se nombró a quien no se tenía que nombrar, y un sinfín de etcéteras.

Dicen que lo que siembras cosechas, y eso mismo está sucediendo en la campaña por el municipio de Puebla.

Ciertamente, a pesar del negro panorama en la 4T y Morena, Eduardo Rivera Pérez, candidato del PAN y de “Va Por Puebla”, no puede confiarse porque el día de la operación en tierra, el día de la jornada electoral, es de suma importancia.

Y debe recordar que en 2018 perdió la elección porque sus operadores en tierra fracasaron.

Aún falta tomar en cuenta la participación de la federación, de la mano del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien evidentemente es amigo y sostén de Claudia Rivera.

Y en este caso, la fortaleza de la 4T vuelve a la vida, ya que Morena, Claudia y el presidente cuentan con recursos suficientes -económicos y humanos- para operar el día de la elección, además que tienen influencia en las instituciones, a excepción del INE.

Por lo pronto, Morena es un partido herido, que en una de esas podría estar agonizando en la capital.

Vamos a ver si logra sobrevivir.

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