La crisis partidista en el estado de Puebla no sólo afecta a la militancia de los distintos partidos políticos que mantienen problemas internos en su vida, los cuales les resta credibilidad y honorabilidad.

Más bien, esas dificultades por las que atraviesan los partidos más grandes en la entidad, los que presumen de democracia, libertad e independencia, afectan directamente los intereses de todos los ciudadanos.

Me explico por qué.

El hecho de que Morena, partido que gobierna el estado, así como el PAN, partido que está a punto de administrar la capital poblana, y el PRI, el ex partido en el poder, estén en crisis les quita toda oportunidad de convertirse en instituciones serias.

Es decir, mientras sus líderes sigan divididos, peleados y en franca guerra, las opciones de gobierno para los poblanos no existen, muchos menos los equilibrios y tampoco opciones serias para las futuras elecciones.

¿Cómo podrían ser el PAN y el PRI una oposición seria que pudiera equilibrar el poder en la entidad, cuando no son capaces de ponerse de acuerdo ni entre sus liderazgos, ni entre sus filas, y cuando los escándalos son su pan de cada día?

El reciente triunfo electoral de Acción Nacional en la capital del estado se debió a varios factores: el primero, desde luego, al hartazgo de la gente por el mal y desastroso gobierno de Morena.

El segundo, a que la única alternativa seria fue la encabezada por Eduardo Rivera Pérez, quien se ganó a brazo partido la designación como abanderado, y luego la elección constitucional, a bola de empujones, jaloneos y a que libró bien la batalla interna en su partido.

Y el tercero, a que no había otra opción seria que los poblanos hayan podido observar para votar.

Las nominaciones de la chiquillada partidista no dieron el ancho.

Veamos: Morena, el partido que gobierna el estado, sigue sin ponerse de acuerdo y nadie respeta a sus dirigentes, nadie los conoce, no hay certeza de quienes, o quien, son los que mandan en ese partido.

Las tribus en Morena han acabado con la credibilidad que tenían el partido representativo de la mentada 4T.

Lo que construyó en años el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), para que Morena pudiera ganar la presidencia, sus tribus lo derrumbaron en un momento.

Ni en Puebla, ni a nivel nacional, se ve a Morena como un partido unido, fuerte y con garantía de triunfo de cara al 2024.

Aquí en la entidad, Morena es un desastre y es un partido que da pena. Ya no tiene ni sede oficial.

En el caso del PAN, la disputa entre sus dos bandos está acabando, desde hace rato, con la credibilidad como una oposición seria.

Lo de ayer, sobre el supuesto bloqueo en la entrada del Consejo Estatal del PAN, aunque me parece que ciertamente fue una exageración, porque hay que realizar todo el procedimiento -desde el registro- para poder formar parte de un evento, es un reflejo de lo que está sucediendo en el albiazul.

La guerra entre sus distintos grupos se mantiene y amenaza gravemente el futuro de quien parece ser hoy por hoy su único baluarte, Lalo Rivera.

Francamente, los panistas, están acabando con la gallina de los huevos de oro, y con la gran oportunidad de poder aspirar a recuperar el estado.

La ambición personal predomina en el PAN.

Que vergüenza.

Y en el PRI, las cosas no parecen estar alejadas de ese mismo escenario.

Los priistas nunca entendieron por qué perdieron todo lo que habían construido en el pasado, tampoco asimilaron que hoy en día deben ser una oposición seria, no barata, y están entregados al mejor postor.

Sin democracia e igualdad en sus procesos muy difícilmente podrán recupera algún día lo que antes fueron, de entrada, la imagen de un partido sensato y respetable. Los encargados de su imagen se la pasan jugando en las redes sociales.

Muy difícilmente, los priistas, si siguen con las imposiciones, van a poder regresar al poder.

El PRI poblano ya no representa nada, y ni siquiera ha querido ser una oposición inteligente. Más bien se deja llevar por el canto de las sirenas y se prostituye.

Y las reelecciones de sus dirigentes, una de sus grandes coincidencias, son el reflejo de que los intereses personales están muy por encima de los colectivos y de la militancia.

Así de lamentable.

 

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