Genoveva Huerta anda muy soberbia.

En sus aspiraciones se ve como candidata a la Presidencia Municipal de Puebla, como diputada plurinominal para coordinar la bancada panista en la siguiente Legislatura local o como diputada federal plurinominal.

Dicen que Genoveva no piensa en el PAN, sólo ve por ella y su futuro político.
Por eso es que sigue menospreciando el trabajo de Jesús Zaldivar en el Comité Municipal del PAN en Puebla.
A duras penas le ha regalado unos minutos de su “valioso” tiempo.

Chucho Zaldivar ha tenido que aguantar las “humillaciones” de Genoveva con tal de que pueda tener recursos para operar el Comité Municipal.

Pero en el fondo hay un odio mutuo.
Se caen gordos los dos.

Y para allá va la relación entre Genoveva y el aspirante más fuerte a la Presidencia Municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez.

Dicen que ni la llamada le quiere tomar.

Es más, ni siquiera lo quiere ver o platicar con él, debido a que primero quiere amarrar su diputación plurinominal con el Comité Ejecutivo Nacional antes de poder recibir a Lalo Rivera Pérez.

Genoveva está estirando mucho la liga y en cualquier momento habrá una verdadera rebelión panista por la soberbia de la dirigente panista.

Parece a Genoveva que ya se le olvidó que está en ese cargo por órdenes de Rafael Moreno Valle y Martha Erika Alonso.

No la eligieron por su capacidad o sus resultados electorales –fue derrotada en su última elección-, pero hoy está arriba del ladrillo y anda muy mareada.

El PAN tiene a su peor enemigo en casa y para ser más preciso en su dirigente estatal.
** ** **
[email protected]