La enfermedad del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), sobre la que se ha especulado en exceso, al punto de asegurar que está grave y al borde de la muerte, solo es una treta y/o “cortina de humo” más de Morena y la 4T.

Una asquerosa evasiva para desviar la atención y evitar el escándalo del nuevo fracaso del obradorismo llamado Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi).

Organismo que ayer desapareció, por órdenes superiores presidenciales, en la Cámara baja del Congreso de la Unión, donde Morena y sus aliados (PT y el Verde) tienen mayoría, y donde se dio un albazo para extinguirlo, sin mayor explicación.

¿A poco esto no es más grave que la enfermedad del presidente?

¿Verdad que sí?

Y cómo no, si el Insabi recibió 500 mil millones de pesos de presupuesto, intentó sustituir al Seguro Popular, pretendió ser un sistema de salud disque como el de Suiza y presumió que curaría –mágicamente– a los más pobres, pero fracasó.

El Insabi se fue al traste junto con la posibilidad de tener siquiera un sistema de salud básico para atender asuntos como el abasto de medicamentos para los mexicanos y asuntos graves como el fenómeno de la pandemia.

Quienes lo crearon, ayer lo desaparecieron, así de sencillo.

Y lo peor: se les ocurrió pasar todas sus funciones al IMSS-Bienestar.

Así como lo lee.

Decidieron inventar cargarle otro muerto más al deplorable instituto de salud pública que existe en México, el cual agoniza.

No previeron que el Seguro Social en el país es un esquema que opera en números rojos, en las peores condiciones, que no se da abasto, que está rebasado y que ya no aguantaría cargar otra responsabilidad más, cuando no puede ni con sus derechohabientes.

Allí está, como ejemplo del deplorable servicio que ofrece, el triste Hospital de La Margarita en Puebla, el cual es un reflejo de lo jodido que está el IMSS, donde no hay ni lo básico.

Habrá que recordar que el Insabi nació muerto, porque desde su inicio, lo pronosticaron los especialistas, no podría atender a los 15 millones de mexicanos que estaban registrados en el Seguro Popular.

Sin embargo, a Morena y al presidente AMLO les valió madre e hicieron realidad su capricho de crear el Insabi, tal cual como sucedió con el aeropuerto Felipe Ángeles, otro de los proyectos fantasma del obradorato.

Todos los especialistas en salud pública se lo advirtieron al presidente, incluso le escribieron una carta para explicarle los riesgos que acarrearía desaparecer el Seguro Popular y crear el Insabi.

Salomón Chertorivski Woldenberg, Guillermo Soberón Acevedo, Julio Frenk Mora, José Ángel Córdova Villalobos, Mercedes Juan López y José Narro Robles, todos ellos exsecretarios de Salud, consideraron que sería un error desaparecer uno de los avances más importantes del sistema de salud mexicano.

Rechazaron que el Seguro Popular, el cual funcionaba gracias al desempeño de todos los trabajadores de la salud, fuese una obra de algún partido o una ocurrencia del conservadurismo, como AMLO lo aseguró.

Apuntaron que se trataba más bien de un esquema logrado e impulsado por políticas de estado, las cuales estaban muy por encima de prejuicios ideológicos y/o agendas partidistas.

Empero, todo esto AMLO lo criticó y lo atacó.

Se burló de los especialistas, incluso, a quienes el tiempo hoy les dio la razón.

Porque el Insabi, tal como estaba previsto, se hundió y ahora deja en la indefensión a nada más y nada menos que 53 millones de mexicanos, quienes tienen pendientes 40 millones de consultas.

Aunque, lo más grave es que 3 mil niñas y niños murieron por falta de medicamentos contra el cáncer, los cuales habían sido prometidos por AMLO, a través del Insabi, pero que nunca se les entregaron.

Cómo carajo no se va a hacer el muerto el presidente.

¿O a poco se siguen preguntando por qué tanto misterio sobre la enfermedad de AMLO?

¿Verdad que está muy claro?

Y para que tenga el dato bien presente, ayer los diputados de Morena y sus aliados del PT y del Verde, aprobaron –por mayoría– extinguir al Insabi y sustituirlo por el IMSS- Bienestar.

La reforma se presentó en “fast track”, sin estudio ni análisis previo en la Comisión de Salud, mediante una reforma a la Ley General de Salud ordenada por el presidente AMLO.

 

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