Sólo una exhibición de atajadas reivindicativas de Martin Dúbravka mantuvo en Anfield a un Newcastle en caída libre, al sufrir su séptima derrota en sus ocho últimos partidos, la tercera consecutiva en una Premier League que vuelve a comandar el Liverpool liderado por Salah, que se despidió a lo grande en su último encuentro en la antes de marcharse a la Copa Africana de Naciones.

Bajo la lluvia incesante, con uno de esos espectáculos futbolísticos por ritmo y llegadas continuas (hasta 33 remates del Liverpool) que convierten a la Premier en un gran espectáculo, arrancó el año futbolístico. Con un duelo físico repleto de ritmo. Una búsqueda continua del triunfo hasta conseguirlo para regresar al liderato.

Tardó en llegar la recompensa al asedio. Anulado de inicio el Ne

wcastle, incapaz de superar el centro del campo ante la presión alta. Con Alexander-Arnold rondando el gol y la primera parada de reflejos de Dúbravka al remate a bocajarro de Darwin. El pase de Salah que aparecía en todo con ganas especiales de brillar y de marcharse dejando en lo más alto de la clasificación a su equipo.

Anulado desde el VAR un tanto a cada equipo por fueras de juego, a Luis Díaz a los 18 minutos, al testarazo de Burn a los 36 por posición antirreglamentaria de Isak en el despertar del Newcastle. En pie gracias al penalti detenido por su portero a Salah y por el mano a mano sacado a Darwin.

Al partido sólo le faltaban los goles y llegaron en una trepidante segunda mitad. Parecía imposible pero el Liverpool incrementó la velocidad del juego y castigó cualquier paso al frente del Newcastle. En cuanto pudo correr añadió el gol. El primero tras la carrera de Luis Díaz a los 48 minutos, dos recortes, la apertura al desmarque de Darwin que puso en bandeja el gol a Salah.

Ante la inspiración del portero rival, los goles llegaron con pases de la muerte porque Dúbravka volvía a lucirse ante Darwin en dos ocasiones, la última con una estirada que daba paso a lo que nadie en Anfield esperaba. No había dado sensación de peligro el Newcastle pero a Isak no se le pueden dar metros para correr. De un pase en profundidad de Gordon, tras una gran maniobra marchándose de dos rivales pegado al costado izquierdo, llegaba una buena definición en carrera y el empate.

La reacción de orgullo de un equipo en su peor momento no soportaría la avalancha del Liverpool por mucho que se empeñase su portero. Evitó el tanto con cuatro intervenciones salvadoras en cinco minutos y ya nada pudo hacer ante la imaginación de Salah en un pase filtrado al movimiento de Diego Jota. De nuevo pase de la muerte y gol a puerta vacía de Jones.

El triple cambio de Klopp daba resultados inmediatos. Su golpe al partido con el cambio de delanteros llegó con la asistencia de Diego Jota y el tanto de Gapko a pase, de Salah, con el exterior del pie en un gesto de alta escuela.

Anfield celebraba el gran comienzo de año y ni el tanto de cabeza de Botman tras un saque de esquina, hizo temer el triunfo de un Liverpool que se amplió con el desquite de penal de Salah, a quien se despidió con honores.