Dado que el lenguaje es uno de los factores clave que determinan las actitudes culturales y sociales, emplear un lenguaje inclusivo en cuanto al género es una forma sumamente importante de promover la igualdad de género y combatir los prejuicios de género

Naciones Unidas

El 8 de septiembre de 1996 se designó en México el Día Internacional de la Ciudadanía de las Mujeres, en seguimiento de la IV Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing.

Eso significa que hace 27 años ganamos este reconocimiento simbólico y visible en el espacio público, derivado de una lucha de siglos por ser consideradas ciudadanas, personas con derechos y humanas.

Así tan fuerte como suena “personas”. Y este reconocimiento tiene una simbiosis con el lenguaje, por eso la lucha por nombrar lo femenino en el espacio público se hace cada día más presente, fuerte e importante para cerrar las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres.

Existen entes que sugieren que la palabra Presidente sea inamovible –por ser el ente que gobierna–, sin embargo, ante un hecho histórico que México está por vivir en donde Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez encabezarán los proyectos y trabajos que las llevarán seguramente a estar al frente de las papeletas electorales, es vital el reconocimiento de la A –PresidentA– en todos los discursos, análisis, materiales, documentos, videos, etc. para comunicar de manera precisa la figura que estará por romper un techo de cristal en México.

La primera PresidentA de la República.

La primera PresidentA que podrá demostrarle a las niñas que pueden ocupar ese espacio de máximo poder político.

La primera PresidentA que tendrá la responsabilidad y compromiso (esperamos) en darle voz, autonomía y libertad a todas las demás DiputadAs, SenadorAs, PresidentAs Municipales, RegidorAs, que hasta el día de hoy van abriéndose camino por verse, reconocerse y estar en espacios tan simbólicos e importantes como el “Salón de regidores” al cual le faltaría agregar y RegidorAs.

Podría parecer una nimiedad, no lo es.

El lenguaje construye realidades y sociedades, el lenguaje es una herramienta de poder y dominación histórica.

Si lo femenino ha sido desplazado del lenguaje, ¿cómo conceptualizar lo que no existe?, ¿cómo nombrar a las mujeres en los espacios que debemos ocupar para vernos representadas?

Por eso, estos próximos meses los simbólico, el lenguaje y lo gráfico, jugarán un papel fundamental en la psique social, en el ideario colectivo y, sobre todo, en un cambio cultural de lo que puede y debe ser el reconocimiento de la feminización del lenguaje.

Estoy segura que este proceso electoral, independientemente del resultado, ya es una conquista más para quienes desde nuestro metro cuadrado trabajamos todos los días a favor de los derechos humanos, la igualdad y la inclusión.

Repito #LasMujeresVan.