Algo que debe reflexionar el presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, es que no puede confiarse en exceso de las encuestas, de sus números, de sus supuestos amigos, de sus funcionarios y hasta de los partidos que se dicen sus aliados.

De entrada, habrá que decir que las encuestas son retratos del momento, por lo que no deben ser una herramienta cien por ciento confiable para tomar decisiones, ya que la carrera al 2024 es muy compleja y exige tejer fino.

Y aunque él sea el mejor evaluado y posicionado en los distintos estudios de opinión, en la carrera por la gubernatura, nada le garantiza aún que pudiera ser el ganador de los comicios que se avecinan.

Más bien, el edil poblano debe empezar a soltarse el pelo, como dicen, a ser un poco más atrevido y a mostrarse como un aspirante sólido al gobierno del estado.

Y las razones son muchas, la principal, que en el partido Morena, como marca, todavía sigue arrasando en las encuestas, así que se requiere de una estrategia delicada y fina para poder revertir ese resultado.

Tampoco se puede dar el lujo de confiar ciegamente en sus supuestos aliados, ya que en el PRI, por ejemplo, sus líderes evidentemente están más comprometidos y metidos con el partido de la 4T y con el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina.

Paradójicamente, ante la muerte del ex gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, Eduardo Rivera parece haber perdido un buen aliado de cara al 2024, ya que el mandatario era muy tajante y tenía marcada una línea política que hoy ya cambió de rumbo.

Hoy por hoy, los amigos más cercanos del gobernador del estado parecen ser los más alegres, los más beneficiados y quienes resultaron con muchas posibilidades de agarrar hueso en el futuro.

Tal vez por eso es que el edil panista urgió al PRI y al PRD a acelerar la forma de la alianza opositora a Morena.

Eduardo Rivera debe apretar el paso, no hay duda, si es que quiere competir de tú a tú con los tiradores de Morena (Alejandro Armenta Mier, Ignacio Mier Velasco y Julio Huerta Gómez) al gobierno del estado, ya que están más expuestos en el interior de la entidad y más activos en lo que respecta a sus aspiraciones personales.

Lo mismo debe acabar con los yerros entre sus colaboradores, quienes muchas veces parecen más sus enemigos que sus aliados.

Allí está el caso más reciente de Bernardo Arrubarrena García, secretario de Administración del ayuntamiento de Puebla, quien generó polémica por un vídeo que su novia, Maru Verdín, subió a redes para presumir que viajaron a Vail para festejar su cumpleaños.

Las criticas le llovieron al funcionario, “quien debía estar trabajando y no viajando”, le reclamaron quienes observaron la grabación hecha por su pareja.

Una polémica más que en su momento le ha pegado Rivera Pérez es la provocada por el secretario de gobernación, Jorge Cruz Lepe, quien durante su comparecencia en Cabildo realizó declaraciones “incorrectas” e “imprecisas” sobre el movimiento feminista, al que reveló tener infiltrado con trabajadoras municipales.

Esto, por supuesto, no ayuda en nada a Eduardo Rivera, quien ha tenido que remar contracorriente para anteponerse a este tipo de cuestiones negativas para su gobierno.

Otro caso es el de Adán Domínguez Sánchez, quien al parecer no ha hecho bien su trabajo como Gerente de la Ciudad, ya que apenas hace unos días trascendió que muchos de los ediles auxiliares de la capital ya están con Morena.

Y se supone que es el mismo Adán el encargado de que en la ciudad todo camine de manera correcta para que los ciudadanos estén tranquilos y conformes, pero se le atravesó la complicada concesión publicitaria de los paraderos, la de los parquímetros y hasta la de los malogrados cinemómetros.

Los tres proyectos, hay que subrayarlo, aunque son necesarios fueron mal planteados en un inicio y, tal vez, cosas como estas tengan ahora a los ediles auxiliares con el enemigo.

Empero, lo mismo sucede con otros “aliados” del presidente como Jesús Zaldívar Benavides, quien hasta apenas que surgió la noticia del cambio de camiseta de sus supuestos amigos en las juntas auxiliares, quienes ya están con Morena, se apareció.

¿Cómo habrá ganado la dirigencia municipal del PAN, si sus supuestos aliados ya se fueron a Morena?

La muestra de que estos “amigos” no están ayudando a Eduardo Rivera como se debe es que sólo le sirven de “apaga fuegos”, pues han dejado su trabajo, de cara al 2024, en pausa.

Tal parece que todos trabajan sólo conforme a sus tiempos y para su propio beneficio, no para quien los tiene en donde están.

Es por ello que Eduardo Rivera no debe excederse en confianza.

Que se acuerde que la confianza mató al hombre.

Y con estos amigos, para que carajos quiere enemigos.

¿ A poco no?

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