El descenso al infierno de Eukid Castañón ha sido vertiginoso.

Un “desgaste brutal”, al decir del propio presunto delincuente.

Sus más cercanos lo abandonaron en cuanto se dio a conocer la noticia de su detención por los delitos de amenazas de muerte y extorsión.

Otros, de plano, lo desconocieron y lo negaron más rápido que Pedro a Jesús.

Ahí está el caso de la lideresa estatal del PAN, Genoveva Huerta, quien le debe todo a Castañón en su efímera y decadente carrera política.

El sicario del siniestro Rafael Moreno Valle no tiene quien le llore y ahora menos que fue trasladado al Penal de Tepexi de Rodríguez.

Castañón Herrera camina solo en su soledad al Valle de las Calacas.

Sin embargo, existen algunos confundidos que son capaces de defender lo indefendible con tal de seguir con sus golpes sistemáticos y por encargo al gobierno de Miguel Barbosa.

Este es el caso del asesor político doblado a periodista, Rodolfo Ruiz, quien, de unos días a la fecha, se ha convertido en el vocero de oficio de Eukid Castañón, sin importar todas las evidencias que hunden al ex diputado federal y que exhiben sus modos de gánster con los que construyó una carrera en la administración pública con el halo de impunidad del que le dotó el corrupto Moreno Valle.

Y es que, las mediocres plumas que suplieron a Mario Alberto Mejía en el periódico 24 Horas Puebla, propiedad de Castañón, no cuentan con la prosa ni la calidad del ahora director de Contrarréplica, por lo que no pueden, al menos, escribir una columna o una nota en la que puedan exculpar a su jefe recluido en uno de los Centros de Reinserción Social de la entidad.

Ruiz Rodríguez aceptó la propuesta bien remunerada con bolsas llenas de miles de dulces de convertirse en el defensor de oficio de Eukid Castañón en la prensa ante la mediocridad de sus columnistas “estrellas” que no son más que cartuchos quemados perdidos en la mediocridad de su nula credibilidad y de sus dudosas reputaciones.

Ahora, el autor de la columna “La Dulcería de los Milagros” se ha dedicado a difundir las versiones inexactas del ex legislador panista con el objetivo de confundir a los poblanos sobre las imputaciones de la que es objeto el esbirro morenovallista y las carpetas de investigación que la Fiscalía General del Estado está conformando por los delitos de lavado de dinero y operaciones con recursos de dudosa procedencia, que se sumarían a las contravenciones antes mencionadas.

Pero, para Rodolfo Ruiz, Eukid Castañón es un hombre de una sola pieza incapaz de cometer delito alguno y es un “preso político” del gobierno barbosista.

De hecho, “Candyman” Ruiz fue el único periodista (ni los que trabajan en su periódico lo hicieron) en asegurar que durante la detención de la viuda de Rafael Moreno Valle hubo agresiones y atropellos a sus derechos humanos para que la justicia declarase como ilegal su aprehensión.

Fracasó.

Luego, el ex empleado de Barbosa Huerta aseguró que Castañón se había infectado de Covid-19, por lo que necesitaba de un arraigo domiciliario para recibir el tratamiento adecuado y evitar la infección de más reos.

Fracasó otra vez.

Ahora, el director de e-consulta, la caja de resonancia de la BOA poblana, asegura que la integración de la CDI para acusar a Eukid de lavado de dinero es endeble, porque no existen pruebas de tal y que el caso pasará a la esfera federal.

Esto, claro, es la versión de Castañón Herrera difundida en la pluma de “Candyman”.

El tercer fracaso ya se dibuja en el horizonte.

Sobre decirlo, Castañón está metido de cuerpo completo en un culebrón ahora que Diario CAMBIO reveló sus intentos de orquestar desde la cárcel un golpe de estado en contra de Miguel Barbosa con movilizaciones violentas en las colonias del sur de la Ciudad de Puebla, lo que derivó en su traslado del Penal de San Miguel al de Tepexi de Rodríguez.

Nadie, en su sano juicio, sería capaz de defender a un maleante como Eukid Castañón. Y, sin embargo.

Rodolfo Ruiz perdió todo rumbo desde que decidió declararle la guerra al gobernador Barbosa como venganza a su despido en el 2019 cuando formó parte de la campaña del entonces candidato de Morena tras descubrirse su traición al ser parte también del war room de Enrique Cárdenas.

El columnista está cegado por el rencor y el odio.

Ni en los gobiernos de Mario Marín ni de Moreno Valle se la había visto tan desubicado y perdido al periodista asesor.

Qué lástima.