Las declaraciones de Marko Cortés Mendoza, dirigente nacional del PAN, sobre sus posibles gallos de cara a la elección intermedia del 2021 generaron polémica en Puebla y mucho nervio en Morena.

Sobre todo si, como se ha especulado y pronosticado, los pesos pesados del PAN son personajes populares, de arraigo y de arrastre entre la gente como Eduardo Rivera Pérez y Tony Gali.

Ambos políticos, hay que subrayarlo, bien podrían encabezar un bloque opositor a Morena para tratar de arrebatarle la capital, un buen número de curules en el Congreso local, un importante número de presidencias municipales y un ramillete de diputaciones federales.

Los hombres y mujeres mencionados por el líder panista en el país sin duda podrían pelearle -al tú por tú- a Morena y a la 4T la próxima elección.

Y más aún si la inconformidad de la gente continúa agudizando la caída en la popularidad del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Ya veremos cómo le va al mandatario hoy durante su visita por Puebla, a donde, se dice, lo podría recibir una manifestación organizada por los inconformes con sus disposiciones, particularmente por el tema Covid-19.

Empero, si a todo esto le sumamos la participación político-electoral de Fernando Manzanilla Prieto, ex secretario de gobernación del gobierno de Puebla, y ex operador del morenovallismo, la cosa de verdad que se pone seria para la 4T.

Porque si de verdad existe un bloque opositor a Morena y al presidente -en lo nacional y local- vaya que se lo han ganado.

Ya se verá si el PRI se suma o no a la posible alianza organizada contra Morena, o se vuelve comparsa del partido en el poder y termina en el ostracismo.

En lo personal, me parece que los priistas si no se convierten en una oposición digna van a volver a hacer el ridículo electoral y político.

Si el PRI sigue vendiendo al mejor postor sus siglas y candidaturas nunca volverá a ser el partido que fue hace unos años; francamente dan pena sus lidercillos, esos que siempre quieren ser todo pero que se conforman con robarse el dinero de las campañas.

Por cierto, pobre PRI poblano, no tiene ni rumbo, ni idea de cómo volver al poder, o por lo menos a ser un partido combativo y competitivo como lo fue antes.

Los verdaderos priistas, los que quedan y tienen bien puesta la camiseta, dicen que a ellos los desgració el marinismo y su negociación perversa, por lo que no saben si algún día lograran recuperarse.

El caso es que Marko Cortés ya le empezó a dar forma y fondo a sus candidaturas, apoyado por Genoveva Huerta Villegas, la dirigente panista en Puebla, y mostró que el PAN está dispuesto a jugarse el todo por el todo en 2020.

Veremos si les alcanza a los panistas, y si la gente reacciona y califica como debe a Morena y a la 4T.

Porque hay que subrayar que el líder nacional panista también mencionó algunos cartuchos que francamente ya están muy quemados, los cuales sólo podrían complicarle el camino electoral a su partido.

Uno de ellos: Jorge Aguilar Chedraui, ex titular de salud en Puebla y ex líder del Congreso.

Jorge Aguilar, hay que decirlo, tiene muy mala reputación en todo el estado, en el PAN y en el servicio público.

No hay quien se refiera bien, a excepción de sus antiguos beneficiarios, del ex líder del Poder Legislativo, quien siempre se caracterizó por su prepotencia, su altanería y la corrupción que generó en la Secretaría de Salud.

A Aguilar Chedraui se le adjudico el presunto desvío de casi 500 millones de pesos durante su paso por la dependencia de salud estatal.

La pregunta sería, entonces, si Rivera y Gali pudieran encabezar las candidaturas del PAN poblano para los comicios del 2020, ¿quién lo hará por Morena, por el PRI y por el PRD para competirle?

En Morena, por lo menos, aún no hay claridad en el camino, y no se ve si pudiera haber acuerdos entre sus dirigentes, y hasta con el propio presidente AMLO.

El pleito casado que traen Yeidckol Polevnsky Gurwitz y Alfonso Ramírez Cuéllar, dirigentes nacionales salientes y entrante de Morena no parece ceder, por lo que seguro repercute en las candidaturas.

Eso, desde luego, le va a pegar a los gallos de Morena, a quienes en una de esas los dejan jugar solos y a su suerte.

En Puebla, recordemos, las diferencias entre el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta y sus compañeros de partido como Claudia Rivera Vivanco, presidenta municipal de la capital, es un ejemplo de los problemas que se vienen en Morena.

Y todavía falta la guerra y el jaloneo por las candidaturas.

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