No hace falta ser un experto, un analista político, o un master en temas legislativos, para poder evaluar el trabajo del Congreso del Estado y LX Legislatura, integrada por sus 41 diputados y 10 bancadas partidistas.

Legislatura, a propósito, que ha resultado en lo general -en materia legislativa- gris, opaca y muy triste.

Improductividad que bien podríamos atribuir, desde luego, al presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, Gabriel Biestro Medinilla, quien parece más dedicado a la promoción personal y a la carrera electoral que libra contra el senador Alejandro Armenta Mier y la presidenta municipal de Puebla Claudia Rivera Vivanco.

Los tres militantes de Morena buscan la candidatura de su partido al Ayuntamiento de Puebla para participar en los comicios del 2021, año en que se tendrá que relevar la administración o en su caso consumar la reelección de la edil poblana.

La batalla electorera ya empezó, y ahora cuenta mucho el desempeño político y publico de todo aquel que aspire a un cargo de elección por su partido.

Lamentablemente para Gabriel Biestro en el Congreso las cosas no están muy bien que digamos, ya que las cuentas que podría rendirle a los poblanos sobre el trabajo legislativo hasta ahora son francamente muy pobres, casi inexistentes.

Hay muchas razones para sostener esto, y un par de ellas es que los diputados están más dedicados a la grilla política que a producir leyes e iniciativas que permitan mejores normas de convivencia a los ciudadanos.

Los diputados poblanos en su mayoría, hay que subrayarlo, son unos irresponsables.

Y es que están más concentrados en defender intereses ajenos al poder que representan que en proteger los intereses directos de sus representados. Están prácticamente desaparecidos del mapa en lo que vamos de la pandemia.

Es por ello que en el Congreso del Estado existe un contraste muy notorio entre los legisladores que sí trabajan y los que se hacen patos.

Quién es quién de los diputados

En lo que se refiere a la productividad legislativa, el diputado con más iniciativas presentadas hasta el momento, digan lo que digan, es el diputado del Partido del Trabajo (PT), José Juan Espinosa Torres, con 35 iniciativas.

Otros diputados productivos son Nora Merino Escamilla, del Partido Encuentro Social (PES); Carlos Alberto Morales Álvarez, de Movimiento Ciudadano (MC), y Uruviel González Vieyra, de Compromiso por Puebla (CPP); cada uno con 25 iniciativas presentadas.

En contraste, los diputados menos productivos son los diputados de Morena, Estefanía Rodríguez Sandoval y Fernando Jara Vargas, así como Armando García Avendaño del Partido de la Revolución Democrática (PRD), con apenas tres iniciativas cada uno.

Mientras que los legisladores más flojos son Juan Pablo Kuri Carballo del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y Cristina Tello Rosas de Morena, estos dos angelitos apenas han presentado dos iniciativas durante un año y cuatro meses de trabajo.

Empero, también existen diputados que lo único que se han dedicado en el congreso es a hacer grilla y escándalo, por lo que entre estos se encuentran Héctor Alonso Granados de Movimiento Ciudadano, además del legislador sin partido, Jonathan Collantes Cabañas, quien sólo tiene en su registro una iniciativa.

Un par de casos más, son el de las diputadas por Morena, Paola Ruiz García y Guadalupe Tlaque Cuazitl, suplentes de las legisladoras con licencia Yadira Lira Navarro y Leonor Vargas Gallegos, quienes a medio año de su apenas tienen una iniciativa presentada.

Los diputados del PAN se han aferrado en convertirse en la oposición del Congreso y al parecer lo han logrado.

Diputados justifican faltas para evitar descuentos salariales

Cada uno de los 41 diputados poblanos percibe un salario de 55 mil 868.36 pesos, además de una partida de 80 mil pesos como apoyo legislativo para el pago de asesores y su casa de gestión.

A esta cifra hay que sumar, además, un pago de 94 mil 230 pesos por concepto de aguinaldo.

Así que considerando que una semana laboral establece seis días de trabajo por uno de descanso, cada diputado percibe una remuneración diaria de mil 862 pesos, los cuales no se comparan en nada con los 123.22 pesos que un trabajador común y corriente recibe por jornada.

Y lo peor, a pesar de obtener jugosos ingresos por hacer muy poco en el Congreso y en su curul, muchos de los diputados ni cumplen con sus responsabilidades, ni acuden a las sesiones o comisiones con regularidad, cuyas faltas tampoco son descontadas de su dieta por haber sido “justificadas” con cualquier pretexto.

El flojonazo ex dirigente estatal del partido del tucán, de representación plurinominal, Juan Pablo Kuri, por ejemplo, se ha ausentado en 22 ocasiones de las sesiones ordinarias, extraordinarias y comisiones del Congreso, lo que implicaría un descuento de 40 mil 920 pesos que nunca fueron retirados de su dieta.

A la fecha, La LX Legislatura ha realizado 86 sesiones plenarias y 286 reuniones de comisiones en las que se han presentado 987 iniciativas de leyes o reformas, así como 319 puntos de acuerdo de los cuales se han aprobado 522.

El Poder Legislativo poblano cuenta con 35 comisiones ordinarias, dos especiales y cinco comités, que están presididos por alguno de los 41 diputados.

Las comisiones legislativas más productivas son Gobernación y Puntos Constitucionales, con 25 sesiones; Derechos Humanos, con 24 reuniones; Procuración y Administración de Justicia, con 21 sesiones; seguida de Medio Ambiente con 20 y Hacienda con 17 reuniones.

Mientras que las comisiones Especial de Pueblos Indígenas y Grupos Vulnerables apenas registran 4 sesiones cada una; las siguen la Comisión Instructora, Participación Ciudadana, la referente al seguimiento de la Reconstrucción de Puebla por los sismos de 2017, así como la que tiene que ver con el seguimiento de la elección 2018, cada una con tres reuniones.

¿Qué tal?

Así está el trabajo de nuestros flamantes diputados, quienes seguro se van a querer reelegir el próximo año.

Afortunadamente, eso depende de nosotros, de nuestro voto.

Sería bueno que lo vayamos reflexionando, ¿a poco no?

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