La designación de Sandra Izcoa Reyes como directora de Comunicación de la Secretaría de Gobernación, encabezada por Julio Huerta Gómez, fue una decisión tomada y avalada por el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina.

Ni siquiera fue una idea del titular de la citada dependencia, quien aspira a suceder en el cargo al mandatario poblano en 2024.

Y es que hay un dato que nadie recordó ayer que la noticia sobre Sandra estalló, polemizó y se dio como reguero de pólvora, que el gobernador fue amigo personal de la exgobernadora Martha Erika Alonso Hidalgo.

Por lo tanto, conoce perfectamente la capacidad, trabajo y desempeño de la nueva funcionaria de gobierno, quien, hay que decirlo, es una mujer capaz y conocedora del manejo de medios.

Por supuesto, nadie le regatea eso, ni siquiera que haya aceptado el cargo, sino más bien lo que extrañó y generó discusión fue el hecho de que llegara justamente con Julio Huerta, quien fue uno de los barbosistas más punzantes a la hora de criticar al morenovallismo y a sus integrantes.

Sin embargo, ahora que necesita urgentemente alguien profesional que le apoye en las relaciones y estrategia con los medios, enmudeció.

Y tampoco causa asombro porque en la política poblana últimamente todo puede ocurrir, incluso que se den los cambios de bando.

Desde luego que mi querida Sandy es una profesional en toda la extensión de la palabra, y ya lo demostró con Martha Erika, cuando juntas le ganaron aquella elección a la gubernatura a Morena y a Luis Miguel Barbosa Huerta.

Justamente Sandra Izcoa era quien manejaba los medios de comunicación y la campaña a favor de la exgobernadora.

Lo que sorprende es que después de tanto agravio en contra de quienes fueron sus mejores amigos, los exgobernadores Moreno Valle, haya aceptado ayudar a Julio Huerta, a quien ciertamente le urge asesoría en materia de comunicación, en manejo de medios y en su relación con los propios periodistas.

Porque hay que decirlo como es: la imagen y percepción que tienen los periodistas de Julio Huerta es la de un funcionario poco sensible, y aunque puede no ser así, habrá que verlo.

Eso sí, me pregunto quién conocía al tal Marcos Hernández Valerio, dizque director de Comunicación de Gobernación y de Huerta Gómez.

Afortunadamente para el secretario, por fin llegó a su lado una mujer que conoce de medios, que tiene toda la experiencia, que ha ganado campañas y que se forjó en la calle como periodista, en las aulas como académica y como funcionaria en el servicio público.

Insisto, si no dudamos de la capacidad de Sandra, más bien lo que extraña es el personaje con el que llega.

Ojalá que le vaya bien a Sandy en su nuevo encargo, ya que el reto parece complejo y difícil de afrontar.

En realidad, al barbosismo siempre le faltaron profesionales en comunicación, en imagen y en temas de opinión, ya que transmitían de manera equivocada sus mensajes y nunca quisieron que nadie los corrigiera.

Y si a esto le sumamos la dureza y terquedad de Barbosa, por ejemplo, el resultado ya lo conocemos, pues lo único que se registraba eran enfrentamientos y amenazas para con la prensa.

Por cierto, dan ternura aquellos medios y colegas, cercanos al barbosismo, quienes primero detestaron y atacaron al morenovallismo, a sus soldados y generales, incluida Sandra, y ahora pretendan defenderlos después que los fustigaron.

Esperemos que ahora, con el apoyo de Sandra Izcoa, Julio Huerta sea más educado y acepte detenerse a dar entrevistas.

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