Fue el propio Secretario de Gobernación, Julio Huerta Gómez, quien mantuvo vivo al barbosismo por un instante, tras el fallecimiento de Luis Miguel Barbosa Huerta, pero fue él también quien lo enterró para dar paso a la era “salomónica”.

Así lo hizo saber en su discurso del viernes 31 de marzo pasado, durante la comida organizada para celebrar los 100 días de trabajo el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina.

El funcionario fue contundente, asentó y dejó en claro, frente a por lo menos 500 invitados, que “en Puebla sólo hay un jefe político… y se llama Sergio Salomón Céspedes Peregrina”.

Los aplausos no se hicieron esperar y empezó al unísono el grito de “¡gobernador!, ¡gobernador!, ¡gobernador!”.

Ese fue uno de los mensajes en la comilona, el principal, tal vez; sin embargo, fueron muchos.

De entrada, a la comida acudieron representantes de todos los partidos políticos, de todos los sectores, de todos los municipios del estado y de todas las dependencias de gobierno, junto con el gabinete en pleno.

Allí estuvo, además, sentado a la derecha, el diputado priista, el verdadero líder del tricolor, pero, además, amigo y asesor del gobernador, el poderoso Jorge Estefan Chidiac, a quien se le vio echado para adelante y muy de buenas por la convocatoria.

Fue entonces, en el salón “El Recuerdo”, propiedad de Elías Hannan, donde surgió la era “salomónica”, y donde se erigió la nueva clase política impulsada por Sergio Salomón Céspedes, quien lo único que se ha dedicado desde que asumió las riendas del estado es a la reconciliación de los poblanos.

La estrategia y el estilo de gobierno, evidentemente, es contrario al de antes, pues atrás quedó la confrontación, la división, la insidia, las amenazas y la intriga.

En el festejo por los 100 días de trabajo, en la mesa principal, estuvieron sentados, compartiendo el pan y la sal, priistas, panistas, petistas, verde ecologistas, empresarios de distintos sectores, presidentes municipales de todos los colores, delegados federales, diputados locales, federales, y personajes que antes fueron perseguidos.

Y no podían faltar los colaboradores más cercanos al gobernador poblano, el jefe de Oficina, Javier Aquino Limón, quien se encargó de ofrecer el primer discurso, así como el presidente del Congreso del Estado, Eduardo Castillo López.

Mención especial merece la Señora Gaby Bonilla, esposa del mandatario, quien se mantuvo a su izquierda todo el tiempo, saludando y flanqueando a Sergio Salomón..

En el evento se le vio muy contento al delegado federal del Bienestar, Rodrigo Abdala Dartigues; a Rafael Micalco Méndez, coordinador de la bancada del PAN en el Congreso del Estado; a Jaime Natale Uranga, diputado local del Verde.

En tanto, Julio Huerta se desbordó en halagos hacia el gobernador Sergio Salomón, quien se dio tiempo de saludar, de mesa en mesa, a uno por uno de sus invitados, a quienes les agradeció su asistencia, su respaldo y por haberlo acompañado.

El gobernador poblano se mostró distinto a sus antecesores porque rompió con la salutación y el famoso besamanos, se tomó la selfie con todo mundo y expuso, de la misma forma, su sencilles y su nueva forma de gobernar el estado.

Los más sorprendidos, sin duda, fueron los medios de comunicación, sus dueños, directores, columnistas y hasta reporteros, quienes comentaron tras bambalinas el buen trato, la camaradería, la gentileza y apertura del gobernador Sergio Salomón Céspedes.

No estuvieron presentes aquellos quienes se han dedicado a golpear mediante la ofensa, la farsa y la mentira, a través de los adjetivos y el chantaje.

Por algo, en su discurso, el gobernador Sergio Salomón convocó a los presentes a trabajar de la mano, sin distingos partidistas, y con la sola noble intención de servirle a Puebla y a los poblanos.

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