Nadie se puede alegrar que ninguna persona esté enferma de Covid19, por todas las complicaciones que implican para su salud y los riesgos para su familia y tal es el caso del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a quien le deseamos una pronta recuperación.

Sin embargo, desde el inicio de la pandemia en el 2020, la actitud del presidente de México para poner el ejemplo de usar el cubrebocas, de evitar eventos masivos, entre otras, dejó mucho que desear.

Una y otra vez se le vio en eventos, reuniones y viajes sin usar el cubrebocas y su respuesta de que no era necesario por recomendación del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, tiró por el suelo el llamado repetitivo de usar careta, cubrebocas, lavarse las manos de manera permanente y uso de gel antibacterial.

En pocas palabras, Andrés Manuel López Obrador jamás predicó con el ejemplo.
La noche de este domingo que el propio AMLO reveló que está enfermo, no faltaron las burlas y los malos deseos y eso también es reprobable.

Lo que esperamos muchos mexicanos es la pronta recuperación de Andrés Manuel López Obrador, que sean mínimos los efectos a su salud y que pronto pueda retomar sus actividades normales.

Pero también esperamos que en su persona haya un cambio de actitud con respecto al cuidado persona contra la pandemia.

Tristemente el más ejemplo de no usar cubrebocas, de salir a jugar a los torneos de fútbol, de hacer y asistir a fiestas y poner en riesgo la salud de muchas personas es muy común en Puebla.

Por eso es que estamos en una alerta máxima y por eso no podemos frenar la cadena de contagios y muertes en el estado de Puebla, porque no existen buenos ejemplos a seguir.

Este día que el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, anuncie las nuevas medidas para controlar la cadena de contagios, no se debe esperar la reapertura total de negocios no esenciales y debemos ir paso a paso.

La pandemia está muy lejos de controlarse y el número de personas que requieren ser hospitalizadas o de tanques de oxigeno es cada vez mayor.