El tiburón ballena, un enorme pez en peligro de extinción que visita cada año el Caribe mexicano, es la esperanza de habitantes de la Isla Holbox que ansían el retorno de turistas ahuyentados por la pandemia de covid-19.

Corre la renta, corre la luz, corren sueldos, entonces tuvimos que empezar a apretar por todos lados”, relata Torfer sobre su negocio.

Desde junio, el gradual tránsito a la “nueva normalidad” les permitió a los operadores reanudar actividades aunque al 30% de su capacidad, tanto en los paseos que venden como en los turistas permitidos en las embarcaciones.

También cambió el origen de los clientes. Donde antes abundaban franceses o daneses, hoy se imponen los turistas nacionales. “Tenemos que ajustarnos un poco a la realidad”, reconoce Torfer.

NADAR CON TIBURONES

Para Edier Rosado, guía y capitán de un barco que lleva seis años trabajando con el tiburón ballena o “dominó”, como se le llama localmente, la única emergencia comparable con la pandemia fue el huracán Wilma en 2005.

La isla fue evacuada y tardó un año en volver a recuperarse”, recuerda.

Rosado traslada a una argentina, un estadounidense y tres mexicanos al encuentro del tiburón, que se asoma a la superficie en busca de alimento.

Antes de subir a la lancha, les pide ponerse cubrebocas y gel desinfectante en las manos, además de tomarles la temperatura.

Durante el viaje de tres horas les explica cómo nadar con el tiburón. Van dos personas a la vez, no se le toca y la experiencia dura solo un par de minutos.

Es, sin duda, la actividad favorita de los visitantes pero sobre todo de los operadores turísticos. Cada viaje cuesta hasta 180 dólares por pasajero.

Ahora, además de tener vigentes sus permisos ambientales, las empresas están obligadas a cumplir las disposiciones sanitarias.

PELIGRO DE EXTINCIÓN

En el norte de la península de Yucatán existen dos reservas que protegen al pez gigante: el área de protección de flora y fauna Yum Balam y la Reserva de la Biósfera del Tiburón Ballena.

Desde 2016, está en la lista roja de especies en peligro de extinción de la Unión Internacional Para la Conservación de la Naturaleza (UICN), y en 2008 se instauró el 30 de agosto como su día internacional.

En países como India se consume su hígado, mientras que en China se le llama Tofu Shark y su carne es muy preciada, además que sus aletas se conservan como trofeos, explica Deni Ramírez, directora del proyecto Tiburón Ballena México, en La Paz, Baja California Sur (noroeste), otra región mexicana que goza de su