En la más extraña edición del draft en toda la historia, abundaron las preocupaciones sobre la tecnología y reinó incluso la incertidumbre sobre cuándo volverá en realidad el futbol americano.

Sólo pudo apreciarse algo normal ayer: Joe Burrow consiguió la primera selección global. Desde hacía meses, se daba por un hecho que el quarterback que se coronó con LSU aterrizaría en los Bengalíes.

Cincinnati comenzó el reclutamiento enviando el nombre de Burrow, ganador del Trofeo Heisman en 2019, al comisionado de la NFL, Roger Goodell, quien estaba en el sótano de su casa en Nueva York.

Y así comenzó un draft digital, virtual, o remoto, como se prefiera, en medio de la pandemia de coronavirus. No hubo fuegos artificiales en la avenida principal de Las Vegas. Tampoco un cálido abrazo entre Goodell y Burrow.

La ceremonia se redujo a lo básico. El personal de cada equipo hacía la selección desde su casa. Y los jugadores, también en sus respectivas viviendas, se enteraban mediante la videoconferencia de cuál sería su destino.

Fueron 52 jóvenes los que recibieron en sus casas un paquete para que estuvieran listos para la transmisión; éste incluía dos celulares, dos lámparas, dos tripiés y 32 gorras de todos los equipos, para que se las colocaran al momento de escuchar su nombre.

Las actividades multitudinarias en Las Vegas fueron canceladas por la NFL cuando comenzó la prohibición de grandes concentraciones de personas. “Creo que este draft será el más memorable que hayamos tenido jamás”, destacó Goodell.