Se antoja difícil y muy complicado que la famosa operación cicatriz llegue a Morena si su próximo candidato al Gobierno de Puebla, en 2024, es el coordinador de la bancada de la 4T en la Cámara baja del Congreso de la Unión, Ignacio Mier Velazco.

Por dos razones muy poderosas, particularmente.

La primera, el diputado fue perseguido, amenazado y agraviado –hasta donde pudieron– por parte de los barbosistas.

El exmandatario Luis Miguel Barbosa Huerta siempre lo dijo recio y quedito, “ni a la esquina con Nacho Mier”.

Incluso le advirtió públicamente, el pasado 29 de agosto de 2022, al líder nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, que no permitirá que se impusiera a Nacho como candidato a la gubernatura en 2024.

De la misma forma, calificó como un “circo donde participaron payasos y enanos”, el evento celebrado el sábado 27 de agosto de 2022, en el que se destapó el líder de la bancada morenista como aspirante al Gobierno del estado.

El entonces gobernador Barbosa arremetió en esa ocasión, como muchas otras más, contra la familia de Nacho Mier, a quien acusó incluso de tener nexos con líderes huachicoleros del Triángulo Rojo.

Cosa que, como regularmente sucedía con sus dichos, nunca comprobó.

Junto con el diputado Mier, sus dos hijos, Ignacio Mier Bañuelos, presidente municipal de Tecamachalco, y Daniela Mier Bañuelos, diputada local, también fueron señalados y fustigados por el barbosismo a más no poder.

Fueron muchos los insultos y las ofensas lanzadas contra la familia Mier por parte del barbosismo y lo que hoy queda de ese grupo político.

Y es muy fácil entender por qué se tendrían que cuidar los barbosistas si Nacho es el candidato de Morena al Gobierno en 2024.

De entrada, me pregunto ¿alguien cree que Nacho Mier va a dejar pasar todas esas injurias lanzadas contra él y su familia sin hacer nada?

¿Creerán los barbosistas que todo quedará en el olvido y habrá operación cicatriz si es Nacho el candidato?

Porque los ataques contra el legislador eran lanzados de todas partes, del gobierno, del Congreso del Estado, de la dirigencia de Morena en Puebla, de las distintas corrientes, de los medios de comunicación y hasta de la oposición.

Empero, juran y perjuran que el diputado federal tiene perfectamente claro quién es quién. Quién lo acusó sin prueba alguna, quién lo denostó, quién lo señaló, quién lo persiguió y quién intentó perjudicar a sus hijos.

Nacho Mier asegura que el rencor no es un buen aliado, sin embargo, también dicen que él nunca olvida.

Por ello los barbosistas están temblando.

Y si a esto agregamos que se hizo público el quebranto a las finanzas públicas por parte del gobierno de Barbosa, el cual asciende a más de mil 300 millones de pesos, la cosa se les pone peor a los antinachistas.

Pobres barbosistas, van a tener que buscar dónde esconderse.

Y la segunda de las razones para no creer que la unidad en Morena se logre, se llama Alejandro Armenta.

Porque el pleito entre parientes está caliente.

Uno y otro no se soportan, ni toleran.

Dudo mucho que Armenta quisiera levantarle la mano a Nacho y/o viceversa.

Y aunque a ambos los atacó y humillo Miguel Barbosa las veces que quiso, no logro ver de qué forma pudieran negociar para estar juntos en una campaña en 2024.

Más bien veo un bloque en Morena para tratar de evitar que Nacho Mier sea el abanderado al Gobierno, incluso apoyado por la mañosa oposición en el estado, la cual no hace ni deshace.

En lo personal, creo que ni repartiendo candidaturas al por mayor se va a poder lograr la unidad en Morena de cara al proceso electoral del 2024.

Hay morenistas que no piensan negociar por nada.

Ya veremos y diremos si al final chaquetean y se conforman con las migajas que les avienten.

 

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