El gobernador del estado de Puebla, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, ha superado –por mucho– la expectativa que había generado como sustituto de Luis Miguel Barbosa Huerta.

Por algo Barbosa pensó en él como su heredero.

Y, evidentemente, no se equivocó.

Prueba de ello es que la clase política, de todos los partidos, se ha arremolinado y entregado al mandatario, quien sigue dando muestras de que no es un político improvisado sino más bien atrevido y visionario.

Así lo ven el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y sus “corcholatas”, quienes se han acercado a Sergio Céspedes para que en su carrera les tienda la mano.

El mensaje tras la reunión que sostuvo ayer el gobernador poblano con AMLO es muy elocuente.

La fotografía sobre la visita a Palacio Nacional da muestra de la política que el hoy administrador del estado ejecuta y lleva a cabo.

Y es muy sencilla: hoy entre el presidente del país y el gobernador Sergio Salomón hay cabildeo, trabajo y resultados.

Antes, con el barbosismo, hubo gritos y sombrerazos, amenazas públicas, desencuentros y muy poco entendimiento, es decir, “cero trabajos”.

Sin embargo, ahora AMLO se siente muy cómodo con el gobernador poblano.

Dicen que incluso ha asegurado que “con él sí se pueden concretar acuerdos”.

Y eso, por supuesto, conviene a Puebla y a los poblanos, por muchas razones.

Porque puede haber más recursos públicos para el estado, los cuales podrían convertirse en obra, en apoyo al grave problema de la inseguridad, en inversión para el campo, en salud, en beneficios para los más pobres y en nuevos proyectos que permitan la creación de más empleos para los ciudadanos.

Dicen que la reunión entre el gobernador Céspedes y AMLO fue de camaradería, de amigos y aliados.

La pregunta del millón en concreto es ¿de qué hablaron?

Porque acuerdos, como aseguró el presidente, los hubo y en muy buenos términos.

El 2024, no hay duda, es prácticamente obligado y necesario.

Ineludible para ambos.

Por dos temas muy importantes: por la sucesión presidencial y por el cambio en la gubernatura de Puebla.

¿Cuál habrá sido la sugerencia, la recomendación o la línea de AMLO?

¿A quién habrá recomendado para el reemplazo en la Presidencia?

¿A la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum Pardo?

¿O al canciller Marcelo Ebrard Casaubón?

¿Y en el caso de Puebla, quién será el bueno?

¿Alejandro Armenta Mier, o su primo Ignacio Mier Velazco?

¿O será mujer, como dicen?

Lo cierto es que el estilo de hacer política de Sergio Salomón como gobernador ha funcionado.

Su perfil ya lo metió a las grandes ligas.

Logró, además, que el ambiente político y social en el estado sea otro.

Atrás quedó el miedo a ser perseguido, detenido y encarcelado.

Y no porque haya impunidad en Puebla sino simplemente porque se prioriza la razón, se privilegia el diálogo y se gobierna frío, maduro y centrado.

La política de comunicación en el gobierno de Sergio Salomón es estratégica y totalmente efectiva.

Parece increíble que sea el mismo gobernador del estado el factor de unidad hoy en Morena en Puebla.

Quien dé certidumbre a las aspiraciones presidenciales y estatales de cara al 2024.

Porque Puebla, indudablemente, es un estado importante para el obradorismo y las intenciones para los próximos comicios federales.

Sergio Salomón se ha convertido en un aliado esencial para la 4T.

Y el presidente AMLO sabe perfectamente que no le va a fallar.

Para ello, precisamente, se organizan las reuniones.

Para ello se toman los acuerdos.

Mientras la “era salomónica” mantenga sometida a la oposición, como hasta ahora, Puebla va a estar controlado.

Y no se ve por dónde pudieran ganarle el 2024.

Sobre todo con un PAN dividido y fragmentado, con un PRI de aliado, con un PRD perdido en el abismo, con un MC entregado y maiceado, y con una chiquillada amiga.

En Puebla, Morena y la 4T se reinventaron con el gobernador Sergio Salomón.

Hoy las formas de hacer política son otras.

Hay apertura y libertad.

Permea la imagen de un gobierno sincero y sensato.

Por algo le interesa tanto a AMLO.

 

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