El Congreso del Estado, junto con su LX Legislatura y sus diputados, ya son todo un show y un circo de tres, cuatro, cinco, seis y más pistas, con todo y luces, flashes y estrellas.

No hay momento en el que las torpezas legislativas y el escándalo sean evidentes por parte de nuestros flamantes diputados -con sus honrosas excepciones, por supuesto-, quienes pasarán a la historia como la peor cámara de diputados en Puebla.

Miren que equivocarse en el conteo de los votos y repetir -burdamente- esta acción sólo para que se hiciera efectiva la reforma y lograr de tajo la eliminación del fuero constitucional, por favor.

Nuestros diputados no son más tontos porque no son más grandes.

La mayoría del Congreso aprobó con apenas 28 votos las reformas para eliminar el fuero, pero fue hasta una segunda votación cuando sucedió, ya que durante la primera ronda la bancada de Morena apenas alcanzó 25 sufragios, lo que provocó que acusaran un fraude.

Aunque después vino lo peor.

Y es que luego de una discusión entre los diputados que integran la bancada de mayoría -los de Juntos Haremos Historia- y la oposición, la presidenta de la Mesa Directiva, la diputada panista Mónica Rodríguez Della Vecchia permitió que se repitiera la votación y que se aprobara la reforma que dio paso a la eliminación del fuero.

En una de esas, si la legisladora panista que encabeza la mesa se monta en su macho las mentadas reformas no hubiesen pasado. Pero no fue así.

¿Por qué?, pues sólo ella lo sabe.

Los 28 votos registrados en el segundo conteo, los que le dieron el triunfo a Morena, representan dos tercios del total de los 41 legisladores que se necesitan para hacer mayoría y para reformar la Constitución de Puebla.

Así que con esto todo quedó consumado.

La citada reforma, por la que incluso el gobernador del estado Luis Miguel Barbosa Huerta felicitó públicamente a los diputados locales, permite la eliminación del fuero constitucional, un “privilegio” del que gozaban el mandatario estatal, los magistrados poblanos, los diputados, así como el titular de la Auditoría Superior del Estado (ASE).

Vamos a ver quién o quiénes son los primeros que caen.

La sesión en línea del Congreso, como ya es costumbre, enfrentó a la bancada mayoritaria y minoritaria, pues se acusó que las reformas no eran más que una “simulación”, la cual generará más injusticias en la aplicación de la ley a los servidores públicos.

Los diputados del PAN, PRI y Movimiento Ciudadano (MC) acusaron que la propuesta avalada representa “una eliminación a medias” del fuero constitucional.

Explicaron que la reforma provocará inequidad, ya que al cometer un delito el servidor público seguirá en su cargo enfrentando un proceso legal teniendo la posibilidad para manipular la ley.

En tanto, la legisladora de Morena, Vianey García Romero, sostuvo que el dictamen concentró las iniciativas presentadas por el PRI, por el gobernador Barbosa y por su oficina.

Acusó “una doble moral” de parte de la oposición.

Por parte del PRI, el diputado Javier Casique Zárate, calificó como “gatopardismo” de la coalición Juntos Haremos Historia, y lamentó que, aprovechando su mayoría legislativa, haya impuesto una reforma incompleta y a modo.

Los diputados José Juan Espinosa Torres y Héctor Alonso Granados advirtieron que la reforma constitucional sólo genera un nuevo estado de inmunidad, pues no se cumplió con la exigencia de los ciudadanos para poner fin al blindaje por ser funcionario público.

Ahora sí que se agarren los diputados y funcionarios que gustan de dar charolazo hasta para estacionarse en doble fila porque se les acabó el fuero.

Ya volverán a ser ciudadanos de a pie, comunes y corrientes, y no podrán escudarse en su cargo tras cometer una fechoría o una simple falta administrativa.

Eso sí, ojalá que las reformas aprobadas no tengan destinatario, y no sean utilizadas para acallar bocas o como “garrote político”.

Ojalá que, de verdad, hayan sido pensadas para seguir contribuyendo a la democracia del estado y no al abuso en el poder.

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