De los 217 municipios que conforman el estado, hay al menos 10 que realmente no tienen remedio, pues algunos están hundidos en la corrupción, otros en la incompetencia, unos más en el nepotismo y otros funcionan como un modelo de negocios.

Empero, hay uno en especial que tiene todo lo anterior, además de que pelea con sus ciudadanos con el fin de proteger a supuestos “ninis”, quienes ni estudian ni trabajan y solo respiran para robar el aire a los demás.

Apenas ayer, una ciudadana de nombre Erika N. puso patas p’arriba al presidente municipal panista de San Andrés Cholula, Edmundo Tlatehui Percino.

Y es que la síndica municipal, Felisa Jaramillo Romero, y su director jurídico, Raúl Sánchez Betanzos, cual novatos, y lejos del espíritu de su obligación como funcionarios, que es la de defender al pueblo, se fueron con todo contra una ciudadana para poder tapar los abusos, acoso y corruptelas de un administrador, quien, seguramente, podría terminar tras las rejas.

Resulta que este par de sujetos, el titular del Jurídico y la síndica, enviaron un citatorio a Erika N., pero en vez de entregárselo en propia mano para que firmaran de recibido, le dejaron el citatorio en el buzón.

Y eso no es todo, ya que el citatorio abandonado en el buzón era el segundo, pues tampoco tuvieron el valor de entregarle el primero.

Sobre todo, porque saben que Erika N. es una mujer respetuosa, que no tolera la mínima injusticia, por lo que exigió –por escrito– la explicación de supuestas omisiones cometidas por su persona, mismas que no existen, por lo que su caso podría llegar a la Comisión de Derechos Humanos, al Congreso del estado y a Casa Aguayo.

El caso es que estos funcionarios, junto con Mundo Tlatehui, se prestaron a un juego infantil del administrador del Fraccionamiento Villas de Atlixco, Primera Sección, Luis Álvarez Barbosa, protegido de la tesorera Sandra León.

En dicho fraccionamiento viven unas 400 familias, las cuales pagan una cuota cada mes que, en suma, resulta un botín que el administrador y la tesorera no están dispuestos a dejar.

Por esa razón, censuran cualquier queja, cualquier solicitud de información, y arguyen que la averiguación sobre el dinero y sobre sus obligaciones son parte de un secreto de estado.

Ojalá y ninguno de los dos ostente en algún momento un cargo que tenga que ver con comunidades, como las universitarias o con temas de comunicación, pues harían mucho daño.

Y es que el administrador fue señalado como acosador y represor, ya que hostiga a quienes no están de acuerdo con él, además de que manipula a las mentes débiles sin raciocinio de ese lugar para que lo apoyen a seguir disponiendo de los recursos del fraccionamiento.

Lo peor es que el Ayuntamiento, lejos de citarlo a él, citó a la quejosa.

Además, ha trascendido que en el citado fraccionamiento envenenan a gatos y a perros, por lo que se teme que la perversa pareja proteja a los responsables, por lo que ya existe un caso presentado ante Bienestar Animal del estado y ante Protección Animal del municipio, y se prevé que se interponga una denuncia formal ante la Fiscalía General del Estado (FGE).

La pregunta es: ¿y a todo esto, por qué el ayuntamiento de Edmundo Tlatehui no actúa, ni hace un carajo?

Lo cierto es que en ese fraccionamiento, las personas pensantes ya están hasta la madre del administrador protegido por Tlatehui, por lo que lo más seguro es que sea echado del lugar de una vez por todas.

Sin embargo, antes de eso sería bueno que la tesorera y el administrador revelen qué les han hecho a tantos millones que recolectan sin trabajar y sin hacer nada.

Y ojalá que estos abusos y excesos del administrador y la tesorera le sirvan al edil para no hacerse el loco, pues debería de estar el lado de los ciudadanos y no de estos facinerosos.

Está claro que Mundo Tlatheui va de mal en peor, aunque no se puede esperar más de un individuo como él, quien ha hundido a su municipio en el lodo de la corrupción.

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