Es una pena que el gobierno de Luis Miguel Barbosa Huerta haya terminado con su muerte, el pasado 13 de diciembre de 2022.

Porque esa administración tenía que haber perdurado para que el primer mandatario de izquierda en Puebla respondiera por las irregularidades descubiertas, a la fecha, en su gestión.

Y es que en realidad aquel gobierno fue todo un desastre.

Un caos que generó división, persecución, toda clase de arbitrariedades entre la población y, lo peor, la corrupción más burda.

Ayer, el actual secretario de Cultura en la entidad, Enrique Glockner Corte, reveló y desmintió la versión de que a las obras de arte que poseen los museos poblanos les fue colocado un chip de seguridad durante el gobierno barbosista.

Todo fue una vil mentira.

Una pantomima inventada por Sergio Vergara Berdejo, exsecretario de Cultura, y por Barbosa.

Qué pena de gobierno, carajo.

Pecó en todo lo que criticó y reprobó.

Lo más grave, la corrupción que calló y solapó a personajes que ni siquiera poblanos eran, quienes lo único que vinieron a hacer fue saquear a Puebla.

Ya en otra edición de Posdata me voy a referir al respecto.

Por lo pronto, esta vez vale la pena mencionar que fue muy grande la desgracia de los poblanos con el gobierno barbosista, porque siguen y siguen saliendo chingaderas de su cloaca.

No solo fue el fraude cometido a las arcas del estado con la supuesta inversión en Banco Accendo, la cual sumó en su totalidad 3 mil 600 millones de pesos.

Sin embargo, de estos Puebla perdió 600 millones porque el banco, poco tiempo después de haber iniciado operaciones, se declaró en quiebra.

La encargada de hacer las operaciones en Banco Accendo, hay que recordar, fue la exsecretaria de Finanzas María Teresa Castro Corro, quien rindió un informe de estas acciones fraudulentas para los dineros del estado y muy tranquilamente se fue a su casa.

¿Cómo no recordar y citar el gobierno de Miguel Barbosa cuando ha sido uno de los peores en el estado?

Poco a poco ha ido saliendo toda la podredumbre en la que operaba.

Insisto, ayer quedó al descubierto que el mentado robo y saqueo en los museos poblanos ya no se sabe si fue o no cierto.

Porque ni las obras cuentan con un chip de seguridad, ni se sabe a ciencia cierta si existe un catálogo de arte sacro, por ejemplo, ni mucho menos un inventario que dé fe de la existencia del gran acervo cultural de los poblanos.

Me pregunto qué fue verdad de todo lo que dijo durante su gobierno Miguel Barbosa.

¿Y cómo no citarlo y recordarlo si cada que se investiga algo de su gobierno brota una irregularidad?

¿Dejarlo descansar?

¿Él lo hizo con los Moreno Valle y su supuesto gobierno fraudulento?

Existe, por cierto, un estudio, realizado a mediados de año, de la empresa de Pepe Zenteno (Mas Data), sobre la opinión positiva de los poblanos y poblanas en la que el gobierno de Rafael Moreno Valle (RMV) es considerado mejor que el de Miguel Barbosa.

La pregunta que se hizo para obtener el resultado fue la siguiente: ¿Quién hizo más por Puebla como gobernador?

Y el resultado fue muy contundente: a RMV lo avaló el 34.7 por ciento y a Barbosa sólo 25.4 por ciento.

Hasta muerto RMV le ganó de todas, todas, a Barbosa.

En ese sentido, vale recordar y señalar un comentario que le hicieron a Olivia Salomón Vibaldo ayer durante una comida que tuvo con periodistas en su casa de La Vista, pues le dijeron que ojalá nunca olvidara las enseñanzas de su maestro Miguel Barbosa, quien la formó políticamente hablando.

¡Dios nos libre que eso ocurra!

Afortunadamente, Olivia Salomón es una de las pocas figuras rescatables de aquel gobierno represor, el cual incurrió en todo lo malo que criticó y reprobó de sus antecesores.

Porque si Olivia fuese como Barbosa al menos la mitad de los invitados a la comida de Mole de Caderas ofrecida en su casa no podría haber asistido.

¿Por qué? Muy sencillo, porque el barbosismo y sus huestes los tenía vetados, particularmente a quienes hoy le operan –con efectividad y resultados– medios y comunicación al gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina.

Muy inteligentemente, Olivia, quien aspira a convertirse en la coordinadora de defensa de la cuarta transformación en Puebla, sugirió que más bien sigue el ejemplo del actual mandatario, sin duda, un gobernante magnánimo.

Ya solo le faltó rematar “y olé, señores y señoras periodistas”.

Porque, francamente, qué oportuna fue la respuesta.

Con razón Olivia es la carta de Sergio Salomón.

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