El PAN poblano está de luto, y la sorpresiva y trágica muerte de su diputada local Aurora Guadalupe Sierra Rodríguez era lo único que la faltaba para confirmar la maldición que pareciera perseguirlo en los últimos años.

Porque Acción Nacional, hoy 10 de agosto de 2023, luce como una olla exprés que estuviera a punto de estallar.

Los conflictos internos en el partido cada vez se intensifican más, las disputas personales, la guerra entre grupos y liderazgos, las desbandadas, así como la opacidad de su dirigencia dan muestra de lo descompuesto que está el albiazul.

El presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, me parece, es quien carga a cuestas y sostiene a su partido en la espalda.

Sin embargo, su indefinición de cara a los comicios federales del 2024 parece tenerlo entrampado e indeciso para jugar o no su futuro político, el cual está en la gubernatura del estado, en el Senado o en la presidencia municipal (por una reelección).

Y ello, tal vez, acrecienta aún más la incertidumbre del PAN.

Desgraciadamente para los panistas, ayer perdieron a una de las diputadas más aguerridas que tenían en su grupo parlamentario del Congreso del estado, quien luchó hasta el cansancio por la defensa de la mujer en Puebla.

Porque la diputada Aurora Sierra debe ser reconocida por su afán de acabar con el machismo y encumbrar al feminismo, toda vez que impulsó iniciativas importantes que incluso se replicaron en otros estados de la república.

La legisladora panista promovió la “Ley Vicaria”, la cual tiene como fin castigar, con dos años y medio, y hasta 10 años y ocho meses de prisión, a la persona responsable de todo acto u omisión intencional, que tenga el fin de causar daño a la víctima a través del perjuicio, maltrato, descuido y/o manipulación de las hijas e hijos.

Lo mismo hizo para que se aprobara en Puebla la “Ley Ácida”, norma que impone penas que van de los 26 a los 40 años de prisión a los responsables de atacar con ácido a su pareja o persona común.

Sierra Rodríguez recientemente había estado trabajando en una reforma para incluir el delito de difamación como parte del concepto de violencia política de género.

Sin embargo, para desgracia de las mujeres, de sus familiares, de sus amigos, de sus compañeros de trabajo, de partido, pero, sobre todo, de la lucha que defendía, la diputada falleció por varios infartos fulminantes.

La muerte de la diputada cayó como un balde agua fría en el panismo poblano, el cual, insisto, no ve la suya ya desde hace varios meses.

La guerra entre Genoveva Huerta Villegas y Eduardo Rivera desgastó mucho al PAN, el escándalo provocado por el acoso sexual perpetrado por el diputado local Eduardo Alcántara Montiel a una de sus correligionarias, así como la polémica administración partidista de la dirigente albiazul en Puebla, Augusta Díaz de Rivera Hernández, tienen hundido a su partido en el pantano.

Pareciera que el tiro de gracia para el PAN, de cara a los comicios del 2024, es la trágica muerte de la diputada Aurora Sierra, una de sus mejores militantes y servidoras públicas.

¿A poco no parece maldición?

Y lo que falta todavía en esta crisis.

Porque se acercan los tiempos de las definiciones, y dicen que esto va a provocar nuevos encontronazos.

Ya veremos quién queda de pie en esta guerra y libra la maldición del PAN poblano.