La última vez que Tomás Pérez Francisco fue visto con vida fue el 1 de mayo de 1990, cuando un grupo armado lo interceptó en su camino a las comunidades vecinas de Pantepec. 

Desde ese momento, se exige una respuesta activa por parte de las autoridades, que han revictimizado a los familiares y han cometido grandes omisiones en el proceso de búsqueda e investigación.

Su hijo, Guadalupe Pérez Rodríguez, continúa en la búsqueda de verdad y justicia en un caso marcado por la impunidad, el racismo y el borrado de los pueblos originarios en la historia mexicana. “El Estado tiene que asumir que toda la violencia se dio porque la permitieron. No la queremos pensar en abstracto”, sentenció.

“Que esta historia pueda servir para que otras familias no tengan que vivir lo mismo que nosotros […] Pensamos que tiene que valer la pena tanto dolor, tanta tristeza y tantos años de espera”: Guadalupe Pérez Ortiz.

Guadalupe Pérez ha recibido acompañamiento integral del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, SJ (IDHIE) de la IBERO Puebla, y de otros colectivos como el movimiento campesino Tutunakú de Pantepec y la Coordinadora Regional de Acción Solidaria en Defensa del Territorio (CORASON).

Desde el IDHIE, se envió un documento a las autoridades poblanas que reúne las exigencias por verdad y justicia para Tomás, y destaca los procesos deficientes y múltiples violencias que se han ejercido en el caso. El Lic. Roberto Rosete Guzmán, responsable de Orientación Jurídica y Psicosocial del Instituto, reiteró su solidaridad con la causa, y exhortó a las autoridades a que sus palabras y promesas se materialicen en acciones concretas, reales y efectivas.