La reingeniería que Sergio Salomón Céspedes Peregrina implementó en el gobierno del estado para poder reestructurar la administración estatal y garantizar el desarrollo de la entidad va viento en popa.

Por algo continua realizando cambios y ajustes en su gabinete.

Y es que el objetivo del mandatario no es otro que concluir su gestión con el visto bueno de los ciudadanos, quienes, hay que decirlo, son los que mandan en Puebla.

Además, realmente los poblanos no estaban cómodos con el barbosismo.

Porque la administración pasada no tenía in el tacto, ni las formas, ni mucho menos la paciencia y sensibilidad de la que goza el gobernador Céspedes.

Antes era un rotundo “NO”.

Hoy es un “en qué podemos servirlo”.

Por ello la necesidad de enterrar y obligar la muerte del barbosismo.

Clase política, por cierto, que apenas duro unos años.

Hoy por hoy ya no queda en el gobierno casi nadie de aquella supuesta nueva casta.

Apenas ayer el mandatario hizo oficial la renuncia y salida de Teresa Castro Corro como secretaria de finanzas, para darle paso a Josefina Morales Guerrero, quien se venía desempeñando como directora de Presupuesto y Política Presupuestal de la misma dependencia.

Es decir, el gobernador Sergio Salomón puso un clavo más al ataúd de la corriente barbosista.

Y lo mismo sucedió con la llegada del polémico Ardelio Vargas Fosado a la subsecretaría

de Desarrollo Político de la Secretaría de Gobernación, en sustitución de Víctor Correau Galleazzi, con la que dio el tiro de gracia.

Ardelio, un personaje polémico, desde luego, pero con más arrestos que el mes de Julio.

Eso sí, alguien va a tener que hacerse responsable de los hierros y abusos en finanzas antes de la llegada de Sergio Salomón.

Simple y sencillamente porque las cosas no pueden quedarse así.

¿O quien permitiría la pérdida de 600 millones de pesos nada más porque sí?

Teresa Castro pensó que ella podría hacer y deshacer en Finanzas para siempre.

Claro, porque así se lo permitieron.

Sin embargo, la era salomónica pintó su raya y marco distancia con el barbosismo para poner orden.

Sabia decisión, pues la intención del gobernador Sergio Salomón es entregar buenas cuentas, primero, a los poblanos, y después al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Y aún falta el 2024.

Para ello, es lógico, se tendrá que seguir con los cambios y ajustes necesarios.

Uno más, ya concretado, es el relevo de la ahora exdirectora del DIF Estatal, Leonor Vargas Gallegos, quien salió del organismo de asistencia para incorporarse a la Secretaria del Trabajo.

Por cierto, Doña Leonor fue enviada a refugiarse con otro barbosista consumado, Gabriel Biestro Medinilla, quien ante los cambios debe estar temblando.

Empero, el relevo de ella es muy significativo porque era muy allegada al exgobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, quien retacó las dependencias de amigos, parientes y compadres, todo con lo que algún día presumió que acabaría.

Así las cosas en el gobierno del estado y en la era salomónica, esa que tuvo que llegar a poner en orden el estado.

La misma que dio cuenta de la mala situación en que se dejó al gobierno del estado.

La que hace esfuerzos descomunales para mantenerse firme, relajada, pero sobre todo lista para responder a las expectativas y exigencias de los ciudadanos.

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