Mientras las corcholatas de Morena -locales y nacionales- hacen y deshacen de cara al proceso electoral del 2024, pasándose la ley por el arco del triunfo y realizando actos proselitistas disfrazados, la oposición y sus gallos duermen el sueño de los justos.

Porque tanto en lo nacional como en lo local no se ve al bloque opositor defenderse.

Mucho menos con idea de quiénes podrían ser sus candidatos a la presidencia y a la gubernatura del estado de Puebla.

En lo nacional, cualquier de las corcholatas, la que sea, podría ganarle la próxima presidencia de la republica a la mentada alianza “Va por México”, integrada por el PAN, el PRI y el PRD.

En el caso de Puebla, tampoco se ve qué forma podría la oposición arrebatarle la gubernatura a Morena, mucho menos si los partidos de la alianza opositora jalan agua para su propio molino.

Es decir, si simulan que van aliados pero por detrás le hacen el caldo gordo al partido de la 4T.

Y menos si dejan solo al presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, quien es el único aspirante con posibilidades de enfrentar al abanderado oficialista.

Empero, lamentablemente para Lalo, la división en su partido, el PAN, es un lastre que parece que va a arrastrar durante toda su gestión como edil, e incluso que podría pegarles directamente a sus aspiraciones.

¿Seguirá Eduardo Rivera convencido de poder buscar la gubernatura del estado, aun cuando Morena replique en Puebla el esquema nacional para definir a su abanderado?

Porque si eso sucede está claro que la ventaja que Morena llevaría es mucha y sería muy complicado contrarrestarla, de no ser que se hiciera lo mismo y se utilizara un esquema de campaña adelantado y disfrazado.

Entonces, ¿qué le convendría más a Lalo, buscar ser el candidato de una alianza que aún ni siquiera es una realidad, y que incluso podría no existir, o relegirse en el cargo?

Porque el escenario para ambas carreras se está poniendo muy complicado.

Y si a esto le sumamos la grilla, la aspiración y el ajetreo de los muchos aspirantes a sucederlo en el cargo, quienes quieren ya no la grande sino la chica, la cosa se pone peor.

Aunque habrá que subrayar que algunos y algunas de las y los aspirantes a la primera regiduría de la ciudad son más un chiste que una propuesta sana.

Me parece que Eduardo Rivera ya debería dar un manotazo en la mesa y obligar a los partidos que integran la posible alianza a decretar si van solos o por separado al 2024.

Ya debe hacer su discreción política a un lado.

Sobre todo porque en el PRI ya tienen hasta un posible candidato de nombre José Chedraui Budib, quien goza de una gran amistad y de toda la confianza del gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina.

Aunque, allí también está Néstor Camarillo Medina, quien quiere serlo todo en el 2024, aunque no le alcance para nada.

También está, desde luego, la corcholata que quede en segundo lugar en la disputa por la candidatura a la gubernatura del estado, la que pudiera quedarse con el Ayuntamiento de Puebla si es que no es beneficiada.

Del lado del PAN, está el diputado federal Mario Riestra Piña, quien camina con paso firme pero también muy timorato.

Y como descartar al delegado del Bienestar, Rodrigo Abdala Dartigues, quien ya se promueve por todo el estado hasta con un pasquín de 4 páginas disque informando todo sobre los beneficios sociales de la 4T.

Tal vez la titular de Economía en el estado, Olivia Salomón Vivaldo, también pudiera apuntarse para la capital si es que queda fuera de la contienda de la candidatura de Morena a la gubernatura.

Y hay más aspirantes, quienes no han hecho absolutamente nada por Puebla pero que quieren hueso tan sólo porque creen que lo merecen.

Algunos de ellos, los petistas Nora Merino Escamilla y el mentado José Antonio López Ruiz, quienes creen que por el hecho de querer ya pueden ser.

Por cierto, ¿alguien sabe qué han hecho por Puebla?

Otro ridiculazo es el diputado Alejandro Carbajal Hidalgo, quien es chile de todos los moles, pero que sólo quiere seguir viviendo del erario.

Y la lista de aspirantes es más larga pero no vale la pena ni mencionarla.

Lo cierto es que mientras Morena se come el tiempo y sus corcholatas la oportunidad de promocionarse sin que nadie les diga nada, la oposición duerme el sueño de los justos.

¿Dónde carajo están los opositores que verdaderamente quieren recuperar Puebla?

Alguien, por favor, que les dé un zape para que despierten.

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