Algo que está por verse en el estado de Puebla y con el partido gobernante (Morena), es cómo se definirá a su próximo candidato al gobierno para el proceso electoral de 2024.

Porque de todos es sabido que Morena en el estado está dividido, aunque el gobernador Luis Miguel Babosa Huerta mantenga el control de la dirigencia, a través de Olga Romero Garci Crespo.

Ciertamente, la dirigencia del partido de la 4T la tiene en su poder el barbosismo; sin embargo, el resto de las corrientes, que no son cosa menor, han empezado a hacer mella y contrapeso para hacerse notar de cara al año electoral que se aproxima.

La definición del candidato, o de la mayoría de los candidatos, se definirá por medio de una encuesta, tal y como lo ha señalado el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y como lo ha dejado ver Mario Delgado Carrillo, dirigente nacional de Morena.

Tan sólo ayer, la lectura que debe darse -desde Puebla- a la designación del candidato de Movimiento de Regeneración Nacional en Coahuila resulta muy interesante.

Sobre todo porque en aquel estado fue designado el aspirante más conocido, con el mayor conocimiento y mejor evaluado en las encuestas, el senador Armando Guadiana Tijerina, quien compitió contra el subsecretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Ricardo Mejía Berdeja, supuestamente el favorito de AMLO.

El caso es que una situación parecida puede darse en el caso de Puebla, donde todo mundo sabe, por todas las encuestas publicadas hasta el momento, que el más adelantado y mejor evaluado es el senador Alejandro Armenta Mier.

Mientras que el “supuesto favorito” del presidente sería Ignacio Mier Velasco, líder de la bancada de Morena en la cámara de diputados, y a quien las cosas no le han salido como ha querido.

El caso es que si el CEN de Morena, como en Coahuila, repite la misma política en Puebla entonces el beneficiado ya sabríamos quién es, por lo que es precisamente en este punto donde llega el dilema de Morena, sobre todo por la corriente predominante en el estado -la barbosista-, la cual ha mostrado el músculo y que es la que mantiene el control político del estado.

Porque el gobernador Miguel Barbosa ya demostró que su estructura pesa y pesa mucho.

Allí están los 15 mil poblanos que llevó a la marcha del pasado 27 de noviembre, para apoyar la movilización pro AMLO, y los 100 mil que se reportaron en la caminata del pasado 4 de diciembre en el corazón de la ciudad de Puebla para refrendar su poderío político.

El mensaje del mandatario es contundente y claro: “aquí está mi estructura, apoyada por Morena e incluso por el PRI, el PAN y hasta la chiquillada”.

Así que los barbosistas ya mostraron sus cartas, de cara al 2024, y no están dispuestos a aceptar que nadie les imponga nada, ni al candidato al gobierno, ni a ningún personaje considerado por ellos “non grato”.

Para ello lanzaron a sus propias “corcholatas”: a Olivia Salomón Vivaldi, secretaria de economía; a José Antonio Martínez García, titular de Salud; y al líder del Congreso, Sergio Salomón Céspedes Peregrina.

La pregunta a todo esto es ¿qué pensará Mario Delgado al respecto?

Porque si tomamos como ejemplo el caso Coahuila, insisto, entonces el candidato al gobierno de Puebla tendría que ser el mejor evaluado en las encuestas y no al que bendiga el dedazo, es decir Alejandro Armenta.

Empero, hay un pequeño detalle con el senador, ya que está vinculado a Ricardo Monreal Ávila, quien, dicen, tiene un pie fuera de Morena por querer ser candidato presidencial en 2024.

En ese sentido, mi teoría es que Monreal, si decide quedarse en Morena, podría negociar Puebla, otros estados y más posiciones, a cambio de no hacer olas.

Habrá que ver qué decide, cómo se mueve Armenta ante la decisión de su partido y qué acción realiza el gobernador Miguel Barbosa si es que ninguna de sus corcholatas es tomada en cuenta para la grande.

Porque en una de esas el caballo negro resulta ser el presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, quien pudiera beneficiarse ante un disgusto entre el inquilino de Casa Aguayo y el de Palacio Nacional.

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Un más de la inseguridad, la violencia y el narcomenudeo, ahora en “Piano Bar 88”

Con la novedad de que continúa en Puebla la grave inseguridad en los llamados “antros”, donde se registran todos los días actos violentos por el exceso de alcohol, por el tráfico de influencias y por la venta y consumo de drogas.

Esta vez es el caso del lugar llamado “Piano Bar 88”, ubicado en la zona de Angelópolis, donde no existe seguridad alguna de la gente que ingresa, pues los clientes, guaruras y choferes entran armados y nadie dice nada.

El personal de seguridad del lugar, incluso, es complaciente con este tipo de prácticas, las cuales ponen en riesgo a quienes visitan el lugar y a las que pasean por la zona de Angelópolis.

En este sentido, habrá que recordar el caso del exfutbolista, jugador del América, Salvador Cabañas, quien asistió al Bar-Bar y fue agredido por José Jorge Balderas Garza, narcotraficante del cartel de los Beltrán Leyva, también conocido como “El JJ”, quien ingresó al lugar una pistola con la que lo agredió al paraguayo metiéndole un tiro en la cabeza.

En esa ocasión, la seguridad del lugar dejó pasar el arma, tal como sucede en el “Piano Bar 88” de Puebla, ante la complacencia de su gerente, de nombre Salvador Rodríguez.

Existen vídeos que dan testimonio de estos hechos, y en los que se ve a la gente de seguridad del lugar consumiendo bebidas embriagantes, lo que ha generado varios incidentes entre el personal y sus mismos clientes.

Ojalá que el Ayuntamiento de Puebla, a través de la dirección de Normatividad, junto con el gobierno del estado tomen cartas en el asunto e intervengan en el mentado “Piano Bar 88” para evitar una posible desgracia generada por armas de fuego, drogas y todo tipo de excesos.

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