Desde hace meses, las explanadas de las principales ciudades del país han sido escenario de incontables protestas por la falta de empleo y estímulos fiscales. Múltiples grupos de personas ocupadas han elevado consignas, golpeado cacerolas y visibilizado sus necesidades ante la inacción de los gobiernos federal y locales frente a una de las epidemias laterales: la económica.

La crisis sanitaria ha tenido un impacto económico muy fuerte en términos de los indicadores macroeconómicos de crecimiento, empleo e inversión, pues estos presentaron una baja importante desde que se implementaron las medidas de contención a nivel internacional.

Hubo síntomas de mejoría a partir de que comenzaron a reanudarse las actividades. Sin embargo, el balance general de 2020 refleja un declive en el crecimiento económico. Así lo aprecia la Mtra. Mar Estrada Jiménez, coordinadora de la Licenciatura en Economía y Finanzas e integrante del Observatorio de Salarios de la IBERO Puebla

Existen repuntes económicos, pero también bajas propiciadas por las restricciones implementadas a nivel internacional. Tal es el caso de la cancelación de los vuelos entre Canadá y México o el cierre de fronteras por parte de China a principios del año pasado.

Al romperse las cadenas de valor, se tienen repercusiones económicas inmediatas. Para Estrada Jiménez, se verán efectos negativos a largo plazo en términos de inversión, generación de empleos e incremento del gasto público.

Precariedad laboral

La pandemia visibilizó el problema de la flexibilización laboral en el país. A juicio de la experta, la administración actual no ha tomado acciones contundentes para mitigar la vulnerabilidad en la que se encuentran los trabajadores desde la entrada en vigor de la última reforma laboral.

Existe un mercado laboral informal muy grande, pero también dentro de la formalidad hay un decremento en el nivel de vida de los trabajadores. “Debido a la flexibilización laboral, muchas personas ya no cuentan con prestaciones; pagan impuestos, pero no tienen seguridad social. Esto es un problema estructural que tiene que solucionarse, pero no parece que este Gobierno esté interesado en hacerlo”, evalúa Mar Estrada.