Tal como lo hizo el morenovallismo en elecciones pasadas con el corrupto marinismo, en el 2021, y durante el proceso electoral que ya corre en Puebla, Morena y sus portavoces van a utilizar su fanatismo para acribillar a sus antecesores en el gobierno.

Así es.

Los “valientes” que hoy tachan y fustigan a los gobiernos pasados, incluso de los cuales también se beneficiaron, van a empezar historias infernales y dantescas para tratar de contribuir a evitar que la oposición avance.

Ya vimos como hoy celebran el presente y reprueban el pasado, como verdaderos jueces de la moralidad y la ética en toda su expresión.

Que pena, verdad de Dios, dijera el clásico.

Hoy califican de vergonzante el gobierno en el que aseguran que todo estuvo mal, donde hubo siempre corrupción, donde se hicieron negocios al margen de la ley, donde se amenazó y encarceló a los enemigos, y donde hubo un rotundo fracaso gubernamental.

¿Es en serio?

¿Morena y la 4T nos están sacando de pobres?

¿Son la salvación de Puebla y del resto del país?

Lo que se tiene que hacer para sobrevivir.

Yo no veo -ni en lo nacional, ni en lo local- a un grupo nutrido de ex morenovallistas o ex peñistas, ex funcionarios públicos corruptos, cómplices de gobiernos pasados, en la cárcel.

Apenas, en el ámbito nacional Rosario Robles Berlanga, titular de la Sedatu, y a Eukid Castañón Herrera, ex operador morenovallista, en lo local, además de uno que otro funcionario de medio pelo, encerrados, tras las rejas.

Hay traidores que están incrustados en la 4T y nadie se ha dado cuenta.

Porque siguen teniendo sus medios de comunicación y sus negocios representados por los próceres del nuevo periodismo aldeano, a pesar de haber salido por cuerdas, y por perjuros, del gobierno.

¿Y esos personajes son los que reclaman y reprochan desvergüenza?

Que jodidos estamos, carajo.

Algo que se debería hacer, por lo menos, para mostrar que la 4T respira es pintar las obras pasadas para darles otro toque y mostrar, aunque sea en apariencia, que se está haciendo algo.

De otra forma parece que seguimos igual que antes.

Por ello es tan importante la elección que se avecina, la intermedia del 2021.

Coincido con la versión de que el PAN tiene que ir en alianza formal con el PRD y el que se sume, pero con un acuerdo “de facto” con el PRI porque es un partido desfondado que no ofrece mucho.

Al PRIAN bien se le puede criticar, porque sus gobiernos hicieron en sus sexenios lo mismo que la 4T en lo que va de su gestión: nada; sin embargo, una alianza nacional entre priistas y panistas me parece que sí podría hacerle mucho ruido a Morena.

Sobre todo, cuando con el cuento de erradicar la corrupción se han cometido graves errores de gobierno que les están costando la credibilidad y el apoyo de la gente. Y allí está la desaparición del Fonden y el abandono de los inundados habitantes de Tabasco.

Un error más es la desaparición del seguro popular, la aparición del Insabi, la eliminación de los fideicomisos, del aeropuerto de Texcoco, de las guarderías, la nula inseguridad, el aumento del feminicidio, el avión que ni se rifa, ni se vende, la inundación de los pueblos indígenas en Tabasco y la poca sensibilidad del presidente Andrés Manuel López Obrador para evitar mojarse los pies visitando a los afectados, en fin.

La elección en Puebla va a ser una carnicería porque hay muchos intereses en juego, muchos partidos que van a participar, muchas organizaciones como Sí por México, muchos frentes abiertos, muchos desencuentros y guerras políticas.

Morena sabe que correrá muchos riesgos.

Y aún falta la designación de candidatos, del ejército de abanderados bendecidos por la mano del señor.

Por supuesto las descalificaciones van a ser el pan de cada día en la elección, lo mismo que las denuncias por corrupción; incluso el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta ya amenazó que aquellos candidatos que estén enfrentando sus denuncias van a ser detenidos.

Si alguien pensó que la del 06 de junio de 2021 sería una elección tersa, tranquila y de camaradas se equivocó.

El gobernador Barbosa no va a querer perder la capital, ni mucho menos la mayoría en el Congreso del Estado, aunque el PAN tampoco va dejar ir la oportunidad de recuperar el Ayuntamiento de Puebla y, en una de esas, el grupo más grande en el Poder Legislativo.

La próxima elección, es evidente, es a muerte.

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