Para convertir un tema en tabú debe existir la cerrazón de una parte.

La marginal oposición aldeana, que encabeza la desmemoriada lideresa del PAN Genoveva Huerta y su séquito de liliputienses que están destrozando a lo que queda del partido albiazul, han intentado, sin ningún éxito, estigmatizar el estado que guarda la salud del gobernador Miguel Barbosa.

Para la Jefa Geno y sus enanos azules, la salud del mandatario poblano es un tabú y un secreto de estado.

Un tabú y un secreto que sólo viven en sus limitadas mentes que no alcanzan a colocar una oposición de altura y que sólo la alimentan de fake news, borregazos de sus voceros, campañas de lodo y guerra sucia.

Los desperdicios y las heces fecales es lo suyo.

El morenovallismo los hizo expertos en las cañerías y los desagües.

Durante la morbosa plática que sostuve el martes pasado, este reportero cuestionó al gobernador Barbosa sobre su estado de salud. El mandatario, sin tabúes y con toda apertura, explicó a quien esto escribe que su diagnóstico es el de una persona sana con una enfermedad controlada como la diabetes.

Con toda honestidad, el mandatario poblano reconoció que su “movilidad está afecta por la discapacidad que padece tras la amputación de su pie derecho”, sin embargo, precisó que su salud es buena y prueba de ello es el trabajo intenso que a diario realiza.

El gobernador Barbosa soportó, como bien lo recuerda, dos campañas intensas seguidas, la sangrienta y fraudulenta del 2018 y la extraordinaria e intensa del 2019, recorriendo el estado de punta a punta, con una agenda diaria de hasta ocho mítines y reuniones en la capital y al interior de la entidad, que acababa a las 11 de la noche con el cónclave de su war room.

No sólo eso, el mandatario poblano también ejemplificó el buen estado que guarda su salud al mencionar el trajín laboral de su gobierno durante la pandemia, en la que optó por no confinarse y estar en la primera línea de acción durante todo el semestre que ha durado la pandemia a pesar de las recomendaciones médicas.

La muerte siempre ha estado presente en la vida de Miguel Barbosa.

Yo la califiqué como un baile íntimo; él, entre risas, dijo que la danza sería “muy fea porque la muerte es muy flaca”.

Y es que, para alguien como Barbosa, quien ya venció a la catrina en el 2013 y quien sufrió de un par de atentados en el 2018 y 2019, la muerte y él tiene citas, de las que “a veces se entera y a veces no”.

¿Cómo alguien que ha cohabitado tan de cerca con la muerte puede tener como tabú su estado de salud?

La salud del gobernador y sus citas con la muerte es un tema de dominio público.

Sólo en las obnubiladas mentes de las viudas y huérfanos de Moreno Valle cabe la vileza y la miseria de criticar al gobernador con este tema.

Comparto con los lectores un fragmento de la entrevista en la que Miguel Barbosa toca este tema sin ninguna secrecía y total apertura.

Espero que lo disfruten.

– Gerardo Ruiz: En una de las conversaciones que tuvo con el periodista Mario Alberto Mejía comentaban sobre uno de los pasajes que ha tenido a lo largo de su vida, que son frecuentes, y que es este baile íntimo con la muerte, así

– Miguel Barbosa Huerta: ¿”Baile íntimo con la muerte”?

Qué feo ha de ser, está muy flaca (risas).

– GR: Lo manifestó cuando tuvo un problema de salud en el 2013; también en el 2018, con las bromas de mal gusto que personajes de Morena le hicieron (las inyecciones de miel); también sobre el atentado que usted mismo comentó por una persona que hoy ya está detenida (El Grillo).

¿Cómo ha sido para el gobernador Miguel Barbosa todos estos acercamientos?

– MBHTe diré que mi estado de salud grave que tuve en noviembre y diciembre de 2013, lo sorteé y los pasé bajo un estricto cuidado médico, rodeado con mi familia y salí adelante. Sin duda, estuve cuidado por Dios.

Después, yo nunca he estado enfermo, lo quiero dejar claro. Tengo una movilidad que está afectada por mi condición de discapacidad por la amputación de mi pie derecho, pero más allá de eso, yo oso de una muy buena salud. Voy a dónde sea y desarrollo un nivel de trabajo muy intenso, muy muy intenso.

Tan es así, como primer ejemplo, fue todo el trabajo que desarrollé en el Senado de la República, enorme trabajo. Y ya, en esta experiencia política, fueron dos campañas intensísimas.

– GR: Y seguidas.

– MBHCuando otros candidatos se quedan cansados, yo tenía hasta 6 o 7 eventos diarios, y ellos se quedaban con días intercalados sin hacer tres eventos; yo iba y venía, salía muy temprano y llegaba 10 u 11 de la noche y a esa hora empezábamos el war room de la campaña. Todos, todos, todos los días.

Ahora, salvo que me estoy yendo a las 9 de la noche, pero llego a las 7 u 8 de la mañana, cuando mucho, y estoy todo el día.

Yo sabía que, si me ponía yo en cuarentana, si me recluía con todo y las recomendaciones médicas, que me hacía, esto (la crisis sanitaria del Covid) iba a entrar en caos. Por eso, aquí estoy, cuidado por mi esposa, por mi equipo, por Dios.

Ha habido contagios de mi equipo cercano, los disparos han pegado aquí cerquita (risas)…fallecidos.

Entonces, mis citas con la muerte, así yo las llamo, son citas como con cualquier persona, de las que a veces de enteras y de las que a veces no te enteras.

Eso que pasó en los tiempos de campaña fue real, porque en el 2018 sabían que yo había ganado y no querían que yo volviera a ser candidato cuando se iba a anular la elección; y después, cuando ya vino la tragedia (la muerte de Rafael Moreno Valle y Martha Erika Alonso) no querían que yo fuera candidato otra vez.

Pero ahí quedó como parte de una historia perversa y negra.