“Si me despiden me van a mandar a la tumba”, fueron las últimas palabras de Don Marco Antonio Dávila, un hombre maduro con problemas de discapacidad que laboraba en la delegación de Bienestar, y que el pasado lunes 26 de septiembre fue despedido, de manera injustificada, por la directora regional No. 6, Vida Vargas Cuanalo.

La funcionaria federal se encarga de Puebla capital, las dos Cholulas –San Andrés y San Pedro–, así como de Cuautlancingo.

Lamentablemente, Don Marco sufrió –el mismo lunes por la noche– un paro respiratorio causado por la notificación de su despido sin una causa razonable que lo ameritara.

Coincidencia o realidad, lamentablemente Don Marco perdió la vida por la noticia de que había sido despedido y había perdido su trabajo, por lo que ya había quedado desamparado y a la deriva.

Junto con él, además, fueron despedidas tres personas más, quienes aseguran no saber las causas, motivos o el por qué fueron dadas de baja.

Empero, se dice que así opera Vida Vargas, quien es exfuncionaria de los gobiernos panistas de Rafael Moreno Valle Rosas y Luis Banck Serrato, y quien se integró a la delegación de Bienestar cuando Rodrigo Abdala Dartigues, exdelegado, se fue como director de los Programas de Bienestar de la misma dependencia.

En ese momento, Vida Vargas ascendió como delegada, por lo que desde allí se encargó de hostigar al personal, de negrearlo, de crear un ambiente de terror laboral sin días de descanso y hasta de despedirlos.

Sin embargo, cuando Abdala regresa a la delegación designa a Vida como directora regional, por lo que hoy sueña con asumir, nuevamente, la posición que dejó vacante Rodrigo, a fin de seguir descargando sus frustraciones contra los trabajadores.

Vida Vargas lleva a cuestas la muerte de Don Marco, quien, como muchos trabajadores del Bienestar, se fue decepcionado del trato que le dieron.

Ni hablar, lo único bueno es que Don Marco ya está el cielo, descanse en paz.

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