Aunque no se haya cumplido el 6 de 6 que Morena y su dirigente nacional, Mario Delgado Carrillo, le prometió al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en la elección de ayer domingo, el 4 a 2 logrado lo salva de una reprimenda.

Porque el resultado tampoco es tan malo.

Eso sí, deja dos lecturas claras: la primera, que Morena sigue ganando elecciones aún sin la figura e imagen del presidente; y la segunda, que tampoco es el partido invencible que tanto se presume.

Hasta anoche, Morena y sus aliados habían ganado las 4 gubernaturas de los estados de Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, y perdido Aguascalientes y Durango, que fueron para la alianza encabezada por el PAN.

El gran ganador de los comicios del 05 de junio, sin duda, es el presidente AMLO, quien abordará el triunfo de su partido en la mañanera de hoy para lanzar su clásico discurso de que la gente está apoyando el cambio de régimen en el país porque ya no quiere a los conservadores.

Sin embargo, habrá que destacar y subrayar que ese cambio se debe, también, a que, como lo hacen todos los presidentes y todos los gobiernos, la estructura y el aparato gubernamental participaron en los comicios de este domingo.

El principal promotor de los candidatos de Morena fue el propio mandatario, quien hizo enteramente lo mismo que las administraciones pasadas, incluso sin cuidar siquiera las formas.

Hoy ya no es extraño que el Secretario de Gobernación del país, en este caso Adán Augusto López Hernández, por ejemplo, ande en campaña junto con diputados federales, senadores, secretarios, con la jefa de gobierno de la CDMX y aspirante a suceder a AMLO, Claudia Sheinbaum Pardo, y un buen número de funcionarios de Morena.

Mañosamente, Morena, la 4T y el presidente AMLO institucionalizaron la actividad proselitista como parte de las obligaciones de sus colaboradores.

Quién iba a imaginar que cualquiera de los ex presidentes del país les permitiría a sus funcionarios andar en franca campaña, porque el primero en protestar era el mismísimo AMLO.

Eso se acabó con el cuento y las justificaciones presidenciales de la 4T.

Hoy por debería acuñarse algo así como “con licencia para campañear”, porque el presidente es el primero en hacer proselitismo desde Palacio Nacional.

Esto, desde luego, le permite obtener buenos resultados para su partido sin estar en las boletas, toda vez que la hace como el primer promotor de los abanderados de su partido.

Así que esta elección es una prueba piloto para la madre de todas las batallas en 2024, cuando se renueva desde la presidencia hasta los cargos de menor envergadura en todo el país.

Ya vio el presidente que Morena no es tan fácil de derrotar, aún sin él, por lo que con el resultado electoral de ayer deberá tener buena expectativa de cara al 2024.

La oposición, en cambio, tiene que replantear su estrategia y analizar bien si la alianza con el PRI y el resto de sus aliados sigue siendo conveniente, aún más cuando el humillado y acabado partido tricolor se sigue hundiendo.

Y es que el PRI se sigue destartalando porque sus lidercillos no han aprendido a evitar los escándalos con sus corruptelas y estupideces.

El ejemplo más emblemático es el de su líder nacional, Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas.

Los audio escándalos de Alito desde luego que les pegaron a sus candidatos, a la alianza con el PAN y a sus aspiraciones hacia el 2024.

Al mentado Alito pena debería darle abrir la boca disque para presumir que su trabajo es por el bien del país y de los mexicanos.

Nada más falso que eso.

Vergüenza debería darle haber recibido la dirigencia nacional del PRI con 12 gubernaturas y ahora apenas conserve sólo dos.

Pero eso sí, él sigue mentándole la madre a los periodistas y hablando mal de ellos.

Lo que debería hacer, junto con todos sus achichincles en el CEN del PRI y en las dirigencias de los estados, incluido Puebla, es ponerse a trabajar para evitar que su partido en algún momento esté en riesgo de perder el registro.

Otro que no ve la suya y que está en caída libre, es el líder de la bancada de Morena en la cámara de diputados, Ignacio Mier Velasco, quien perdió Durango como delegado del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) -de su partido- para coordinar la campaña de Alma Marina Vitela Rodríguez.

Nacho perdió y esta fue la tercera y la vencida.

Porque perdió en la votación de la reforma eléctrica, además que lo acusan, junto a su socio Arturo N, Director de Diario Cambio. de operar con recursos de procedencia ilícita y por lavado de dinero, y esta vez cae con la derrota electoral en Durango.

Así que Morena tendrá que reflexionar en cuanto a sus operadores en los distintos estados, particularmente con respecto a Nacho Mier. Mientras que la oposición tendrá que hacer lo propio sobre el famoso Alito Moreno, el gran perdedor de los comicios del fin de semana pasado.

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