Independientemente del resultado de la consulta para la revocación del mandato, realizada ayer en todo el país, quedó demostrado que el ganador del ejercicio sólo es el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y el perdedor, la democracia.

El mandatario ganó porque logró que se llevará a cabo una consulta millonaria dizque para que la gente decida si es hora de que se vaya o se quede en el cargo, cosa que nadie nunca le pidió, al menos en lo que va de su gestión.

Con la realización de la consulta, el presidente logró que su capricho y su voluntad se impusieran por encima, incluso, del Instituto Nacional Electoral (INE).

Ganó, también, porque evidentemente aunque la mayoría de los ciudadanos que votaron hubiesen pedido que dejara la presidencia nunca lo habría hecho.

Otro logro de los obradoristas en la consulta fue haber acarreado, movilizado y ejecutado cualquier tipo de acción para promover el voto a favor del presidente AMLO sin que nadie les dijera nada.

Los esbirros de AMLO y de Morena se pasaron la ley por el arco del triunfo.

Mario Delgado Carrillo, líder de Morena, puso el ejemplo de cómo violar la ley sin que el INE o cualquier otra autoridad le dijeran nada y se puso a acarrear gente en una camioneta. La “operación carrusel” le quedó corta.

Ayer, cualquier tipo de práctica para promover el voto a favor de AMLO estuvo permitida.

Y es que hoy por hoy todo lo que sea para alabar, ensalzar, vanagloriar o glorificar al presidente está permitido, sea o no sea legal.

No hay más democracia que la de AMLO y sus seguidores.

Y lo peor, con el resultado de la revocación de mandato a favor de AMLO, continuará el discurso incendiario del mandatario contra quienes no piensan igual que él.

Seguirá polarizando al país, dividiendo y segmentando a los mexicanos entre buenos y malos, entre honestos y conservadores, entre ricos y pobres, entre el pueblo bueno y el potentado, entre la prensa honesta y la corrupta.

La revocación de mandato no fue otra cosa que una votación engañabobos.

Una elección que bien pudo no realizarse para que los mil 500 millones de pesos que costó se emplearán en los pobres, en sus necesidades, en su alimentación y vestido, porque aún con el gobierno de AMLO los pobres siguen siendo pobres.

Solo en el discurso quedó aquello de que “primero los pobres”, de que el gas y la gasolina bajarían de precio, de que no habría más corrupción, de que se acabaría con la mafia del poder.

Todo eso se acabó solo para los enemigos del presidente, porque en la realidad todo sigue igual.

La consulta de revocación de mandato fue toda una farsa.

Un ejercicio ciudadano como el que se llevó a cabo en países que han terminado con gobiernos dictadores y abusivos como los de Cuba, de los hermanos Fidel y Raúl Castro; como el de Venezuela, de Hugo Chávez y el loco de Nicolás Maduro, o el de Bolivia del amigo de AMLO, Evo Morales.

Los presidentes de estos gobiernos, habrá que recordar y destacar, tuvieron el firme objetivo de ampliar —sin límite de tiempo y sin el apoyo de la ciudadanía— sus gestiones y su ambición de poder.

También realizaron sus respectivas consultas ciudadanas para saber si revocar el mandato o no, y ¿qué creen?

Así es, la gente, según ellos, decidió que se quedaran otro periodo en el poder.

A ver si al rato no nos salen con esa locura, y con la puntada de que la gente decida si se queda el presidente.

Ya veremos ahora qué se les ocurre.

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