Por: Alfonso González

La guerra intestina que sufre Morena en Puebla tiene sumido al partido en un completo caos, no hay día que los grupos en conflicto no generen nota por su constante enfrentamiento.

Morena es, sin duda, el nuevo PRD poblano, ese de los pleitos interminables y las mil y una tribus.

El conflicto entre barbosistas vs armentistas y claudistas ya rebasó lo inesperado y, tal como ocurrió en los mejores años de grilla del sol azteca en el estado, ya metió a Morena en un verdadero problema.

Lo único que faltaba es que los morenistas, ex perredistas en su mayoría, inconformes con la dirigencia de Edgar Garmendia de los Santos, allanaran la sede de su partido por la fuerza y se apostaran dentro en señal de una subversión y una peor guerra.

Y esto ya sucedió.

Nadie dude que al rato se den enfrentamientos ya directos, moquetes, patadas, mentadas de madre y todo lo que en el PRD se registraba, para tratar de quedarse con la sede morenista.

¿Cómo estará de grave el pleito entre el municipio y el estado, los dos bandos en el pleito de Morena, entre barbosistas y claudistas, que no tienen sede por ahora?

Morena ya es todo un desmadre en Puebla.

Allí está la respuesta de lo que sucedería si la izquierda que simpatiza y que hoy forma parte de Morena asumía el gobierno federal, estatal y hasta municipal.

El famoso Movimiento de Generación Nacional (Morena) no tiene ni pies ni cabeza, está metido en infierno del que difícilmente saldrá bien librado.

Se dice que el propio presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) está cansado de los conflictos en el estado, y que ha decidido dejarle a su partido, y a Mario Delgado Carrillo, la solución en Puebla y el resto de los comités en donde exista un gran desorden.

Desorden alentado, hay que subrayarlo, por él mismo, toda vez que contribuyó con la anarquía morenista promoviendo la candidatura del Félix, “el toro”, Salgado Macedonio, sobre quien  pesan sendas denuncias por violación y abuso a distintas mujeres.

Esto ya fue el colmo, y mostró que en Morena cualquier cosa puede suceder si el presidente lo solapa.

Eso sí, estos conflictos en Morena ya son muy delicados y preocupan mucho en Palacio Nacional porque ya no hay cómo resolverlos, incluidos los de Puebla.

Tan sólo ayer se dio a conocer la detención del diputado morenista, federal con licencia, y candidato a su mismo cargo por el distrito 11 de Puebla, Saúl Huerta Corona, quien habría cometido el delito de violación en agravio de un menor de 15 años.

Y aunque el mismo legislador supuestamente desmintió la detención y el delito, que porque según era falso, lo cierto es que sembró la duda y su imagen decayó, junto con la de su partido.

¿Así quiere seguir siendo diputado?

Otro escándalo muy sonado, para desgracia de Morena, es el de su candidato al Gobierno de Zacatecas, David Monreal Ávila, quien fue captado en vídeo manoseando a Rocío Moreno Sánchez, abanderada a la presidencia municipal de Juchipila.

El asunto es de mayor relevancia debido a que David Monreal es hermano del polémico senador Ricardo Monreal Ávila, quien se jacta de ser un legislador recto y respetuoso de las mujeres, un feminista más.

Y si a todo esto agregamos otros pleitos, otras impugnaciones, otras amenazas y otros conflictos que existen por parte de militantes de Morena inconformes, porque los hay incluso en Puebla, por la designación de sus candidaturas, las cosas se pondrían peor.

Morena parece hundirse sin salvavidas, a unos cuantos días de la elección intermedia.

Ya sólo falta que la dirigencia panista en el estado, encabezada por Genoveva Huerta Villegas, se quite la máscara y verdaderamente apoye a su candidato Eduardo Rivera Pérez para que éste mantenga la delantera y gane los comicios de forma holgada.

Mientras los morenos se destrozan, los panistas morenovallistas, encabezados por su dirigente, deberían aprender a no seguir traicionando a las personas.

Todavía no ganan nada y ya se sienten en las estrellas.

A ver si el tiro no les sale por la culata.

Y al rato no se quejen.

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