Para Guillermo Nieto, un empresario mexicano que creció fumando marihuana, el invernadero de cannabis en las vastas tierras de cultivo de su familia es parte de un sueño más grande. Uno que involucra a compañías farmacéuticas con mucho dinero.

Nieto y varios hombres de negocios de México llevan años posicionándose para cuando el país latinoamericano abra el que sería el mercado de cannabis legal más grande del mundo en términos de población, donde la droga se pueda cultivar y vender legalmente.

México finalmente delineó en julio las reglas que cubren el cannabis para uso médico y se espera su aprobación en las próximas semanas.

Un premio mayor también puede estar cerca para Nieto y las firmas foráneas: el líder del partido oficialista Morena en el Senado, Ricardo Monreal, dijo a Reuters que espera que antes de diciembre se apruebe una ley para el uso recreativo de la droga, que permitiría a firmas privadas reguladas venderla al público.

“Va a generar un mercado”, dijo Nieto, vistiendo una camisa azul, y medias amarillo brillante con hojas de mariguana. “Esperamos crear empleos e ingresos para el Gobierno. Creemos que realmente podría ayudar a nuestra economía”.

De hecho, la industria legal del cannabis ya es un comercio mundial de miles de millones de dólares, y algunos grandes jugadores, incluidos Canopy Growth y The Green Organic Dutchman, de Canadá; y una unidad de la californiana Medical Marijuana Inc, dijeron a Reuters que estaban ansiosos por acceder al nuevo.

Dejando a un lado los negocios, Nieto dice que las nuevas regulaciones tendrán un profundo impacto social en el país conservador de 126 millones de habitantes, donde las drogas son un tema delicado debido a una larga y dolorosa historia de violencia perpetuada por cárteles rivales.

“Lo primero que va a pasar es que ningún mexicano morirá o irá a la cárcel por esta planta”, sostuvo Nieto. “Con eso, todos ganan”.

Darío Contreras tiene como objetivo establecer un negocio para fabricar productos como jabones y aceites analgésicos de cannabis que cultivaría legalmente cerca de la hacienda de su familia en el estado noroccidental Durango, donde durante décadas el poderoso Cártel de Sinaloa ha sido dominante.

Contreras cree que “la mayoría” de los agricultores cercanos a él que cultivan la planta para narcos querrían vender sus productos legalmente, si el Gobierno lo permite.

Ellos quieren trabajar legalmente”, dijo Contreras, cuya hermana se casó con un miembro de la familia del fallecido narco mexicano Amado Carrillo, conocido como “El señor de los cielos”.

Sin embargo, los mexicanos no están para nada unidos sobre este tema.

Si bien una industria del cannabis en crecimiento promete ser una máquina de hacer dinero, enfrenta la resistencia de los activistas que están preocupados de que las regulaciones para el uso del producto, tanto médico como recreativo, favorezcan en gran medida a las grandes corporaciones, a menudo extranjeras.

Temen que la legislación excluya a los pequeños productores familiares y no ofrezca un camino hacia la legalización para muchos agricultores que se ganan la vida alimentando el tráfico ilegal de narcóticos en México.

LOS LÍMITES DE LA “FIEBRE VERDE”

Las regulaciones iniciales que cubren el uso médico permiten a empresarios como Nieto cultivar mariguana en nombre de compañías farmacéuticas y a las empresas extranjeras importar productos de cannabis medicinal al país.

No obstante, la Suprema Corte, que en la práctica ha legalizado la droga al dictaminar que su prohibición es inconstitucional, ha dado al Gobierno hasta el 15 de diciembre para redactar una nueva legislación para el uso recreativo de la planta.

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Monreal, líder en el Senado del gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena), explicó a Reuters que los legisladores estaban actualmente resolviendo los detalles más finos de la futura ley.

El político dijo que su partido, que tiene mayoría en ambas cámaras del Congreso con sus aliados, no debería tener problemas para aprobar la normativa, que, según agregó, despenalizaría la posesión “de una determinada cantidad en gramos” de mariguana.

Monreal sostuvo que la ley no permitiría cafés al estilo holandés en la primera etapa de la liberalización, pero que el público podría comprar mariguana en “centros de distribución y de venta” con autorizaciones específicas.

Sin embargo, añadió que el Senado estaba dividido sobre si permitir el cultivo industrial del cáñamo, un primo del cannabis que se utiliza en productos que van desde alimentos y ropa hasta materiales de construcción, citando la oposición de las industrias que temen que ese producto desplace los suyos.