Vaya problema en el que está metido el Partido Fuerza por México (PFM), que lidera a nivel nacional el diputado poblano Gerardo Islas Maldonado, por los constantes fraudes y engaños provocados por su candidato al Ayuntamiento de Puebla, Eduardo Rivera Santamaría, mejor conocido como “Lalo fake”.

Estafas, hay que subrayarlo, que lo tienen al borde del ridículo, porque ya se quedó solo como candidato y como representante del PFM.

Y es que, para evitar cubrir los gastos y el salario de sus operadores, brigadistas, volanteros y avanzada, despidió a todos aquellos que contrató una vez que consiguió el banderín rosa para organizar, amenizar y coordinar su disque campaña.

De entrada, se peleó con su secretario particular, Luis Pacheco, quien fue puesto de patitas en la calle por haberse contagiado de Covid-19, desde luego sin sueldo, sin apoyo de Lalo fake y con un portazo en la cara.

Posteriormente, Rivera Santamaría pactó con Israel Pacheco Velázquez, ex líder vitalicio del sindicato del Ayuntamiento de Puebla, a fin de intentar fortalecer su movilización; sin embargo, no cumplió su palabra y lo echó igual a la calle.

A Israel le pidió que su gente fuesen sus operadores y operadoras en tierra, su avanzada en cada uno de los cuatro eventos que se tenían contemplados organizar en la ciudad todos los días, les prometió 20 mil pesos por persona, por toda la campaña.

Empero, como ya es su costumbre, nunca entregó el recurso prometido.

A Israel y a su gente les prometió el sol, la luna y las estrellas, pero al final sólo les entregó 4 mil pesos por persona y una amenaza de que si le seguían cobrando entonces tomaría otras medidas para ponerlos quietos.

Esto provocó, incluso, que en los últimos días Lalo fake no realizara eventos en la ciudad, pues todos sus brigadistas eran gente de Israel Pacheco, a quien defraudó, engañó y amenazó.

El cuento de que recibió amenazas y provocaciones por parte de Pacheco, en sus oficinas, es totalmente falso.

Quiso aprovechar el momento para sacar raja política y acusar al candidato del PAN, y de la alianza Va Por Puebla, Eduardo Rivera Pérez, para empezarle a hacer el trabajo sucio a Morena, dicen.

Rivera Santamaría le prometió a todo mundo buen sueldo en campaña, espacios una vez que ganara la elección -en sus sueños de opio- y toda clase de beneficios.

Embaucó la buena voluntad de muchas personas necesitadas de un empleo, y se aprovechó de su posición para realizar campaña de gratis.

Con razón los medios de comunicación, y muchos de sus directores, aborrecen a Lalo fake, quien sigue haciendo en Puebla de las suyas, según él, con el aval del gobierno del estado.

Cosa que, desde luego, también es a todas luces una vil mentira.

Se dice que en Casa Aguayo es todo lo contrario, porque no ha caído nada bien la actitud de Rivera Santamaría, quien se fue por la libre una vez que ni a Morena, ni a ninguna de sus corrientes, mucho menos a la barbosista, le pareció que fuese candidato.

¿Para eso quería la candidatura?

¿Para eso le peleó a Rafael Moreno Valle Buitrón, dirigente estatal de Fuerza en Puebla, la representación?

¿Sabrá todo esto Gerardo Islas?

¿Va a solapar todos estos abusos de parte de su candidato?

¿A poco también Gerardo pactó con Morena?

¿No será peligroso jugar dos bandas?

Qué raro que el líder nacional de Fuerza por México, de la campaña de la ola rosa, no ponga orden en su partido en Puebla.

¿No que su estado era primero?

Se supone que, en la ciudad, en su tierra natal, habría una candidatura fuerte, seria y competitiva, aunque resultó todo lo contrario, pues ni hay ola rosa, ni hay un candidato serio, ni mucho menos un partido que combata el abuso contra los poblanos.

Por cierto, el candidato de la fuerza rosa sí va a asistir al debate en calidad de golpeador y reventador, pues ya se prepara para denostar y descalificar a su homónimo del PAN, a quien tiene el encargo de provocar y amedrentar.

A ver si no el debate se convierte sólo en un circo y en un burdo espectáculo.

Porque desde la organización del evento se tienen muchas fallas y deficiencias. Y luego como están las cosas en el Instituto Electoral del Estado (IEE), todo puede suceder.

Coincido con aquellos colegas y amigos que le apuestan a un debate sólo entre los candidatos competitivos, basados en las encuestas y las preferencias de la gente, porque de lo contrario se corre el riesgo de tener un burdo show televisivo, y nada más.

Vamos a ver con que puntada nos salen ahora.

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