Desde que Miguel Barbosa asumió el poder en Puebla dejó muy claro su estilo de gobernar: un mandatario que va de frente y que siempre les pone cara a los problemas sin salir por peteneras.

La huelga de brazos caídos de los policías estatales, que estalló este lunes al interior de la Secretaría de Seguridad Pública y que fue orquestada por un par de personajes quienes fueron muy cercanos en el pasado y que de nueva cuenta se han unido para conspirar desde las sombras en contra de la administración barbosista, no duró ni 48 horas, pues el mandatario poblano, hábilmente, cumplió el principal reclamo de los uniformados: el incremento a sus salarios y prestaciones.

Así, Miguel Barbosa, una vez más, desactivó de manera oportuna y sin complicaciones una de las minas sembradas en su camino y de pasó mató dos pájaros de un tiro, exhibió la miseria de los gobiernos panistas por no haber aumentado las remuneraciones de los efectivos estatales en 10 años y desnudó el complot que los morenovallistas Jesús Morales y Manuel Alonso García montaron entre un grupo de incondicionales que aún se mantiene infiltrado en las filas de la SSP.

Y es que, como lo adelantamos en la entrega del martes de las Historias de un Joven Reportero, el parón de los policías estatales, si bien, fue motivado por el abandono que sufrieron durante los tres gobiernos del siniestro Rafael Moreno Valle; también existían intereses ocultos de desestabilizar a la administración de Barbosa Huerta al mostrarlo como un mandatario sin el control de sus mandos policíacos.

Nada más alejado de la realidad.

Una vez que el gobernador poblano exhibió de inmediato el teatrito montado por Morales Rodríguez y por Alonso García, a través de sus alfiles enquistados en las filas de la Policía Estatal, quienes en todo momento — hay que decirlo— han evitado dar sus nombres y mostrar su cara, comenzó de manera directa y sin intermediarios las negociaciones con los verdaderos uniformados que no han manchado su insignia, como sí lo hicieron aquellos que se dedicaron a encubrir y proteger a los huachicoleros en la oscura era morenovallista.

En cuestión de horas, Barbosa Huerta, el secrerario de Gobernación David Méndez, y el titular de la SSP Raciel López Salazar, alcanzaron el acuerdo con la comitiva de policías estatales de incrementar en 14% los salarios de los efectivos de la Policía Estatal.

Un incremento histórico tras los años de miserias del morenovallismo.

Así, el gobernador Barbosa conjuró la huelga de policías estatales de frente y sin intermediarios y, de paso, evidenció a los titiriteros que movían los hilos del golpe en la SSP.

Una vez más los que querían ver al mandatario poblano de rodillas y contra la pared se equivocaron en sus pronósticos.

No se sorprenda si en los próximos días sea el turno de otra “huelguita” pero ahora de los maestros o de los sindicalizados del estado.

Así de burdos y nerviosos están los personajes que buscan regresar, a toda costa, al poder en el 2021.

Serénense ya, señores.

Off the record

A continuación, una trivia:

¿Qué ex secretario del gobierno interino y que trascendió al gobierno de Miguel Barbosa pugnó férreamente para que Manuel Alonso García, uno de los muchos corruptos que dejó el régimen morenovallista, fuera ratificado por el actual mandatario al frente de la Secretaría de Seguridad Pública tras su efímero paso en la gestión de Don Guillermo Pacheco Pulido?

Lo dicho ayer: nada en política es casualidad.

Todos los hilos conducen al mismo punto.

Vaya choque de trenes que nos espera en el 2021.