Si los panistas poblanos quieren hacer un buen papel en el 2024 para competir, ya no como oposición, sino como uno de los partidos más grandes en el estado, tiene que abrirse y permitir que las distintas fuerzas internas obtengan espacios.

Espacios en sus órganos internos -locales y nacionales- y espacios en la administración pública, en los ayuntamientos con que cuentan, en sus cabildos y en el Poder Legislativo.

En el PAN deben dejar de concentrar el poder en un solo grupo.

Porque de lo contrario de nada les va a servir gobernar la capital del estado si no tienen un partido sólido, fuerte, unido y concentrado en un candidato que les permita la posibilidad de poder recuperar el estado.

Los panistas parecen no entender nada.

A su dirigente estatal, Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández, alguien debería recordarle que encabeza un partido de oposición y no oficialista, y que sus verdaderos antagonistas y adversarios políticos están en Morena y no en sus filas.

La renovación de los Comités Directivos Municipales (CDM) del PAN poblano es todo un desastre y ya provocó que el partido se partiera de nuevo a la mitad.

Sólo hay dos grupos en Acción Nacional en el estado, que son los que controlan el partido y así deben convivir: el que encabeza el presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, y el de la diputada federal Genoveva Huerta Villegas, quien se mantiene en la posición de dar la batalla hasta el final con tal de ganar espacios para su grupo.

Evidentemente, el del edil capitalino, el cual controla la dirigencia, es el más beneficiado porque mantiene a raya a Genoveva y a su grupo, no en su totalidad, pero hasta el momento es quien controla los recursos del partido y los espacios internos.

Sin embargo, parece que calculan mal porque a Genoveva primero la echaron de Tlaola con todo y la policía, y ahora le prohibieron a la diputada local Guadalupe Leal Rodríguez, su gente, participar en la asamblea de la ciudad de Puebla para competir por la dirigencia en la capital.

Todo parece indicar que los dados están cargados a favor de Jesús Zaldívar Benavides, actual dirigente del PAN y quien se podría reelegir por un segundo periodo, por así convenir a los intereses del grupo en el poder.

Empero, ¿le conviene al PAN poblano algo así?

A todas luces no.

Porque el PAN y Eduardo Rivera, sobre todo, necesitan del apoyo total de su partido para poder competir en 2024, si es que quiere ser el candidato al gobierno por el PAN y una posible alianza.

Sobre todo si el PRI, como parece, acepta aliarse con Morena para concretar el famoso acuerdo PRI-MOR.

Entonces ¿le conviene el PAN marginar a Genoveva Huerta y a su grupo?

Los panistas se están confiado demasiado y cuando reacciones podría ser ya muy tarde para entrar con inteligencia y estrategia a la guerra electoral que se avecina.

Porque en Morena no están mancos, ya sólo falta que también sus fuerzas internas se decidan por su próximo candidato o candidata al gobierno en 2024.

Y mientras los panistas se siguen dividiendo, el partido de la 4T se les sigue yendo.

Sea cual fuera el candidato de Morena, de cara al 2024, la batalla electoral para el PAN será muy complicada, por lo que ya debería dejarse de pelear internamente y unificar fuerzas.

¿O de plano quiere que le den una paliza en los próximos comicios?

A ver si los panistas son inteligentes y ya se dejan de tonterías.

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