¿A qué santos se encomendará la presidenta municipal de San Martín Texmelucan, Norma Layón Aarun, que su comunidad puede estar ardiendo por la inseguridad, se puede estar quemando por la negligencia y la corrupción, y se puede caer a pedazos porque ya no aguanta más ingobernabilidad; y ella, como si nada?

A esta edil poblana nadie la toca.

¿Tendrá pacto con el diablo?

Porque ni el aire la despeina, y ya es necesario que el Gobierno del estado tome el control del municipio porque está a punto de desbordarse.

Vaya cinismo y desvergüenza la suya.

Es evidente que Norma Layón no sirve para gobernar, y mucho menos un municipio tan complejo y complicado como lo es San Martín Texmelucan.

¿Qué espera el Gobierno del estado para intervenir?

Porque por menos que esto, en otros municipios ya se habría hecho un escándalo de grandes dimensiones.

¿O de plano la vara con que se mide no es la misma para todos los municipios y los ediles?

La caída del tanque elevado de agua en la comunidad de San Baltazar Temaxcalac, la cual dejó dos muertos y una persona más herida, enciende los focos rojos y pone en jaque, nuevamente, al gobierno de Morena en aquella región poblana donde puede ocurrir de todo.

Desnuda la corrupción y la podredumbre del municipio famoso por sus escándalos políticos, protagonizados por los presidentes municipales que han desfilado por su ayuntamiento.

En ese sentido, habría que preguntarle a Norma Layón por qué el tanque, que solo parchó y rehabilitó, no fue desarmado y retirado del lugar si ya había cumplido su ciclo de vida útil, tal como lo advirtió y recomendó la Comisión Estatal de Agua y Saneamiento de Puebla, desde el pasado 25 de abril de 2019.

Porque la dependencia envió un escrito al edil auxiliar de San Baltazar Temaxcalac, Daniel Díaz García, para advertir que el tanque de agua había cumplido ya su ciclo de vida, pero igual que la administración de San Martín Texmelucan, encabezado por Norma Layón, lo ignoró.

Así que la presidenta municipal Norma Layón reinauguró el tanque de agua elevado, con bombo y platillo, y con una supuesta inversión de 2 millones 372 mil pesos, pero ayer se le cayó y mató a dos personas.

Está claro que si hay alguien responsable de la obra, de entrada, es la presidenta municipal, ya que es quien gobierna la región y quien debe dar la cara por las decisiones que se toma en su administración, así como por las empresas que contrata, en este caso, las encargadas de parchar, dar mantenimiento o haber reparado el tanque, Rassini Frenos S. A. de C. V. y Global Denim S. A. de C. V.

Resulta una verdadera desfachatez de parte del líder del Congreso del estado, el diputado de Morena Sergio Salomón Céspedes Peregrina, el querer proteger o encubrir a Norma Layón.

¿Y los muertos qué?

¿Y las familias afectadas dónde quedan?

¿Y la ingobernabilidad en el municipio?

Es lamentable la posición del presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso, por lo grave del asunto.

¿Y así quiere ser gobernador?

Lo que debería hacer el Congreso del estado es emprender una investigación, a través de la Auditoría Superior del Estado (ASE), a la administración de Norma Layón para revisar los gastos, los contratos, las adjudicaciones, las empresas y todo lo relacionado a la obra que se ejecuta en San Martín.

Porque si los diputados no se han dado cuenta, esta región poblana se ha convertido en una de las más inseguras del estado, ya que en su tramo carretero en la autopista México-Puebla, por ejemplo, los robos son una constante.

Las bandas criminales se pasean como por su casa, a la delincuencia nadie la para y se siguen dando fenómenos como el huachicol, el huachigas, el cobro de piso, el asalto al transporte público y particular, así como la disputa de los espacios del tianguis por distintas bandas criminales.

Los habitantes de San Martín están hartos de todo esto y por eso reaccionaron como lo hicieron ayer, cuando apedrearon y arremetieron contra la Policía y todo el personal de Norma Layón.

Y no era para menos, porque, como sea, su negligencia ya cobró dos vidas.

A las autoridades les salió barato el conflicto, porque si la turba que se les fue encima no los deja ir y se empeña en hacer justicia con mano propia, tal vez ahorita estaríamos hablando de otro tipo de desgracia y escándalo.

La camioneta blindada de Norma Layón, afortunadamente, ayudó a permitir que huyera íntegra, sana y salva, de la zona del desastre.

Me pregunto, ¿qué hubiese pasado si el tanque de agua se le hubiese caído a un gobierno del PAN o del PRI?

Puebla, sin duda, sería un escándalo.

Pero no fue así, la negligencia corrió a cargo, al parecer, por una de las consentidas.

Vaya desgracia para los deudos y para todo San Martín.

 

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