Lo dicho, el exhorto del gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta para que todos aquellos que deseen su cargo se destapen y se empiecen a promocionar le asegura dos cosas: el control de su sucesión y algunos problemas.

El control, porque el mandatario será un elemento clave para poder, prácticamente, ganar la elección a la gubernatura, no así la candidatura de Morena.

Y problemas, porque ya no sabremos en qué momento sus gallos serán servidores públicos, y en qué otro serán aspirantes a la gubernatura del estado.

Vaya dilema.

Les dije que el estado se podría seguir descomponiendo en lo político, y parece que así será. Aunque la fórmula, insisto, le permita al gobernador Barbosa controlar de alguna forma la designación de su heredero.

Sobre todo porque muchos “aspirantes oficiales” son serios y otros, francamente, solo dan risa.

Ayer, por lo pronto, se destapó prácticamente a cuatro secretarios del gabinete barbosista, quienes todo el tiempo negaron abrirse a sus aspiraciones, pero con la venia del inquilino de Casa Aguayo la suerte les cambió y siempre sí se animaron a decir “sí quiero”.

Hasta el momento, en la lista de aspirantes se encuentran: la secretaria de Economía, Olivia Salomón Vivaldo, a quien el propio gobernador Barbosa promovió porque dijo que habla ya como candidata; la secretaria de Bienestar, Lizeth Sánchez García, a quien empujó Mariano Hernández Reyes, diputado local y líder petista; así como Melitón Lozano Pérez, titular de la SEP, y Gabriel Biestro Medinilla, titular del Trabajo.

Estos cuatro funcionarios estatales ya están haciendo todo lo posible por figurar dentro del gusto de los poblanos, a quienes empezarán a beneficiar con cualquier tipo de ayuda a través del gobierno y sus múltiples programas sociales.

Por esa parte, desde luego, es conveniente que hagan saber sus aspiraciones más secretarios, las cuales también pudieran resultar un riesgo ante el INE por el posible desvío de recursos públicos y las posibles violaciones a la ley electoral.

Y es que en Puebla podría ocurrir lo que le pasó a las mentadas corcholatas con el INE, organismo que recientemente les prohibió hacer eventos proselitistas, los cuales se traducen como actos anticipados de campaña.

La baraja de aspirantes apenas se está separando y mostrando, ya que se prevé que se sumen más funcionarios a la lista de aspirantes a suceder al gobernador Barbosa, quien está muy entretenido viendo cuántos más de sus muchachos quieren su puesto.

Un juego, sin duda, de un político de colmillo largo.

Por cierto, siempre sí resultó bueno el ojo del exoperador barbosista Eric Cotoñeto Carmona, quien fue el primero en promover y promocionar a Melitón Lozano como posible candidato de Morena para el 2024.

Cotoñeto fue quien empezó a placear, a llevar a los municipios y a mostrar a Melitón con los morenistas-barbosistas, quienes vieron, eso sí, con extrañeza las aspiraciones del exedil de Izúcar de Matamoros.

Particularmente, porque el titular de la SEP no es necesariamente un político pragmático, sino más bien un personaje de fórmulas, serio, cuadrado y que difícilmente, a botepronto, hace clic con la gente.

Ya veremos si logra penetrar en el gusto y la aceptación de los poblanos.

En el caso de la secretaria de Economía, Olivia Salomón, ella ha sido muy prudente, aunque si sus intenciones son serias va a tener que meter el acelerador para no rezagarse y mostrar que sí tiene una estrategia política para el 2024.

A Olivia le pudiera ayudar que es mujer, el empoderamiento que vive el sexo femenino hoy en día, su capacidad, desde luego, y que se ha mantenido estable en el cargo que le confirió el gobernador. Es un buen perfil, pero ya veremos hasta dónde llega.

Un aspirante de oposición que da risa, porque parece una broma, es el dirigente estatal y diputado local del PRI, Néstor Camarillo Medina, quien ya no sabe qué hacer para que alguien le haga caso en sus sueños guajiros.

Porque con tal de brincar como chapulín a otro cargo, él quiere ser todo.

Si la política aldeana fuese una fiesta de quince años, no duden que Néstor querría ser la quinceañera, el padrino, el músico, el sacerdote que otorgue la bendición y todo lo que se pueda.

¡Pobre PRI, carajo!

 

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