Causa extrañeza que ahora que están de moda las detenciones en Puebla, sobre los funcionarios y ex funcionarios corruptos del gobierno del estado, aquellos que supuestamente también enfrentan denuncias serias sigan libres.

Denuncias graves, de acoso sexual, por ejemplo.

Como la que se le imputó a Andrés García Viveros, ex coordinador ejecutivo del Ayuntamiento de Puebla, en el gobierno de Claudia Rivera Vivanco, la ex edil morenista, y a quien, incluso, se le suspendió del cargo por el escándalo provocado por su supuesto insano comportamiento.

Y de otros ex funcionarios de la era morenovallista, quienes supuestamente se enriquecieron, abusaron de su poder, hicieron gala de la corrupción y saquearon las arcas de Puebla.

A muchos, como al ex diputado líder del Congreso del Estado y ex titular de la Secretaría de Salud, Jorge Aguilar Chedraui, no los han podido tocar ni con el pétalo de una rosa.

¿Será por qué no les han podido comprobar nada?

¿O por qué no hay pleito con ellos?

La pregunta del millón es ¿y los peces gordos cuándo?

Porque aún hay muchos morenovallistas o ex morenovallistas que se enriquecieron en aquel sexenio en el que se dice se llevaron todo.

Porque si se hizo negocio en el tema de los anuncios espectaculares, por ejemplo, en el tema de salud, en la construcción de las mentadas obras de relumbrón como la ciclo vía, la Estrella de Puebla, el Teleférico, y muchas obras más, ¿en dónde están los detenidos?

Apenas Eukid Castañón Herrera, ex operador del morenovallismo y Guillermo Aréchiga Santamaría, parecen ser los ex colaboradores detenidos del sexenio de los Moreno Valle que pesan más entre todos aquellos que han sido encarcelados.

En comparación con estos personajes, pareciera que a Andrés García le salió barato el presunto delito de acoso sexual a una ex empleada del Ayuntamiento capitalino, quien lo denunció públicamente y por quien fue destituido del cargo.

Aunque, los medios que llevan las primicias del gobierno habían asegurado que este ex funcionario se habría enriquecido durante su paso por el gobierno de la ciudad.

¿Qué pasó con las denuncias por eso?

¿Y las pruebas?

¿O sólo fueron campañas mediáticas del momento?

Y qué habrá pasado con la presunta bola de corrupción detectada en toda la gestión de Claudia Rivera, quien está más viva que nunca haciendo proselitismo a favor de la 4T, de la revocación del mandato y del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

¿A poco ya la perdonaron?

¿O, de plano, está protegida por el obradorismo?

Por eso he señalado en ediciones pasadas de Posdata que la detención del titular de la Auditoría Superior del Estado (ASE), Francisco Romero Serrano, podría echar por tierra todas las denuncias e investigaciones en contra de determinados sujetos obligados.

Con ello, la defensa de los acusados por desvío de recursos públicos podría poner en entredicho la veracidad de las imputaciones lanzadas por la ASE y su titular, ya que podrían alegar fácilmente que Francisco N, como ahora se le debe llamar al detenido, actuó de acuerdo a sus intereses personales.

O incluso que trató de chantajearlos, amenazarlo y cobrarles cuota por avalar o no sus cuentas públicas.

El asunto, desde luego, es muy delicado.

Particularmente, porque se sigue dando de qué hablar en Puebla a nivel nacional por los distintos escándalos.

Eso sí, de que los ex funcionarios morenovallistas de primer, segundo y tercer nivel están despavoridos y han corrido a esconderse fuera de Puebla es toda una realidad.

Y así permanecerán al menos hasta el 2024, porque las detenciones hoy por hoy están a la orden del día.

A propósito ¿qué sucederá con aquellos empresarios que fueron socios e hicieron negocios con la familia Moreno Valle?

Porque hay algunos en el PRI, en el PAN y en otros partidos.

Más adelante les cuento algunos casos.

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