Digan lo que digan, parece que en Puebla ya se empieza a pensar en reimpulsar y lograr estabilizar la economía echando mano de la infraestructura que se tiene a fin de poder conseguirlo y poder evitar más afectaciones a los ciudadanos.

Y dos decisiones por parte del gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta dan muestra de ello: la continuidad en el estado de las escuelas de tiempo completo y la reparación y operación de la Estrella de Puebla.

Porque la crisis financiera generada por la pandemia y por la concentración de los recursos públicos en las grandes obras federales de la 4T, como el Tren Maya y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), está pegando fuerte en todo el país, incluido el estado.

No está de más decir que la clase media es la que más está sufriendo las consecuencias de las malas decisiones tomadas en Palacio Nacional.

Y es que al gobierno federal, a pesar de la pandemia, nomás no se le dio la gana al menos conceder prórrogas a las empresas pequeñas y medianas para el pago de impuestos.

Además, lamentablemente, el país sigue siendo dividido y segmentado por el propio presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien no se cansa de desafiar a todo mundo, hasta los europeos, y de provocar que en su gobierno se repitan y renueven las viejas prácticas gubernamentales.

La lucha por la corrupción parece sólo un pretexto para acallar las voces críticas y para apachurrar a quienes disienten de la forma de pensar del mandatario nacional.

Prueba de que el gobierno federal en turno sigue siendo el mismo que el pasado y el antepasado, por ejemplo, es la campaña abierta y descarada que se realiza para promover la votación para la revocación de mandato.

En todo el país, incluido Puebla, se han distribuido y colocado espectaculares para llamar a la gente a votar, para que el presidente AMLO permanezca y concluya su mandato.

Lo que antes criticó, fustigó y reprobó el obradorismo hoy lo aplaude y lo solapa.

Por cierto, ya todo está prácticamente listo para llevar a cabo la votación del próximo 10 de abril, fecha en que se llevará a cabo, por parte del Instituto Nacional Electoral (INE), la votación en la que los ciudadanos decidirán si remueven del cargo al presidente por pérdida de la confianza o si se mantiene hasta el final de su gobierno.

Los ciudadanos deberán votar si quieren que se quede o que se vaya el mandatario.

En la boleta de votación vendrá la pregunta:

¿Estás de acuerdo en que a Andrés Manuel López Obrador, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, se le revoque el mandato por pérdida de la confianza o siga en la Presidencia de la República hasta que termine su periodo?

Francamente, se antoja difícil que el gobierno de la república acepte que AMLO se vaya, o que los ciudadanos decidan echarlo del cargo, por lo que parece más una vacilada o un gasto infructuoso la mentada acción para la revocación de mandato.

Sin embargo, esta es un claro ejemplo del por qué el país se encuentra en una franca recesión y/o crisis económica, la cual nos está llevando al fracaso de proyectos empresariales.

Empero, regresando a Puebla y las últimas decisiones del gobernador Luis Miguel Barbosa, habrá que reconocer que las últimas disposiciones recién anunciadas a todos nos convienen.

La primera, el hecho de que en el estado se mantendrán las escuelas de tiempo completo, programa que a AMLO le valió madre desaparecer a pesar de las afectaciones a los niños y a las familias más necesitadas.

Me pregunto ¿eso es apoyar a los más pobres?

¿Eso es la 4T?

¿Y así quiere que voten por la mentada revocación de mandato?

Afortunadamente, el gobernador Barbosa, apoyado ya por el Poder Legislativo, mantendrá el programa, a pesar del costo millonario que esto implica para el estado, pues al menos se deberán mantener salarios de 3 mil maestros.

En Puebla, las escuelas de tiempo completo benefician a por lo menos 93 mil estudiantes, ya que la entidad ingresó al programa en 2008 con la participación de 45 escuelas de primaria y secundaria. A la fecha son un total de 661 las instituciones de nivel básico las que están adheridas al proyecto.

Y la segunda decisión acertada fue reparar y mantener en operación la Estrella de Puebla, atractivo que sí resulta una novedad para los poblanos y para los turistas locales, nacionales e internacionales.

Me parece un error la intención de removerla de su lugar, toda vez que la inversión y el costo del aparato fue millonario por lo que implicaría, incluso, un nuevo gasto su sustitución o desaparición.

Lo que se requiere ahora es recuperarse de las graves afectaciones económicas que dejó la pandemia, reimpulsar a Puebla como uno de los estados más importantes en el país en materia de finanzas, de turismo y de negocios.

Ya es justo que nos vaya bien.

¿A poco no?

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